ISIS IAC10MTi MEDICINA DE MÉXICD APUNTES SOBRE Serote^apia. Tratejo escrito que para el examen general de Medicina, Cirujía y Obstetricia presenta al Jurado Calificador FELIPE A. GUTIÉRREZ, Alumno de la Escuela Nacional de Medicina y de la Práctica Médico Militar. MEXICO. TIPOGRAFÍA DEL HOSPICIO, AVENIDA JUÁREZ NÚM. 624. 1896. ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA DE MÉXICO APUNTES SOBRE Ser o terapia. Trabajo escrito que para el examen general de Medicina, Círujía y Obstetricia presenta al Jurado Calificador FELIPE A. GUTIÉRREZ, Alumno de la Escuela Nacional de Medicina y de la Práctica Médico Militar. MEXIOO. i TIPOGRAFÍA DEL HOSPICIO, AVENIDA JUÁREZ NÚM. 624- 1896. 3 [a sagrada memoria de mi madre, (gratitud eterna, “L’ avenir de la médeeine est dans la mise en oeuvre raisonnee des moyens na- turóles de proteetión de reeonomie.” Dr. P. Achalme. Siendo la seroteraüia el método terapéutico basa- do en el uso de los sueros, naturales ó artificiales, en el tratamiento de algunas enfermedades, y proproniéii' dome estudiar solo los primeros, uatur.il es investigar primero cuáles son sus efectos sobre el organismo á fin de juzgar,cuál será su acción sobre los padecimientos que se tratan de combatir. Por lo tanto dividiremos nuestro trabajo en tres partes: 1 ° Propiedades generales del suero. 2 c Algunas enfermedades en las que se ha em- pleado el suero y resultados que se han obtenido. 3 ° Discusión. Al coagularse la sangre se divide eü dos partes: una sólida, el coágulo, que está formado porlosglobu- 6 los y la fibrina, y otra líquida, el suero, cuya cnmpo- posición es la siguiente: 1 ° Agua, 90 á 92 por 100; 2 0 Materias albuminoideas y especialmente seri- na, materia albuminoidea análoga á la albúmina del huevo; 3 0 Numerosas materias proteicas {paraglobulina, caseína, fibrina soluble, peptonas). 4 0 Materias extractivas (grasa glicosa, alcohol, urea, creatina, creatinina, xantina, colesterina, etc.) 50 Sales minerales {cloruro de sodio, cloruro de po- tasio, bicarbonato de sosa, fosfatos tribásicos de sosa, de cal y de magnesia). De los estudios que hasta hoy se han hecho del suero resulta, que tiene las propiedades siguientes: 1 0 Propiedades generales A. Que es bactericida. B. Que es atenuante C. Que es antitóxico. 2 0 En cuanto á su acción sobre el organismo. Que confiere inmunidad. 3 0 Efectos fisiológicos del suero. A. Que es globulicida. B. Que es coagulante y C Que es tóxico. Eos hechos experimentales que comprueban estas propiedades son los siguientes: Propiedades Generales del Suero. A. Poder bactericida del suero. Behring fué, quien por primera vez, señaló el poder bactericida de la rata blan- ca para la bacteridia carbonosa. Multitud de trabajos fueron hechos en Europa, sobre esta propiedad y de éstos se puede desprender lo siguiente: Está perfecta- mente demostrado sea cual fuere la explicación que de ello se dé, que el suero de algunos animales, no sólo se opone el desarrollo de ciertas especies microbinas, sino aún parece destruirlas, de tal suerte que al cabo de veinte horas de contacto, si se siembra la mezcla sero- microbiana en un medio nutritivo apropiado, no se ob- tiene ninguna cultura q La inmunidad nada tiene que ver con esta propie- dad del suero, porque si bien es cierto, que la rata blanca, es relativamente refractaria al carbón y los cuyos inmunizados contra la septisemia aviaria, tienen suero bactericida, al contrario de los cuyos no inmuni- zados, los hechos negativos son numerosos, tales como el poder bactericida del suero de conejo, animal muy receptivo para el carbón, la ausencia de esta propiedad en el perro, animal que sin embargo es relativamente refractario á esta enfermedad. La inconstancia de esta propiedad, nos enseña que probablemente, es agena á la defensa del organis- mo. Algunos dudan que sea una propiedad biológica, pero su instabilidad nos demuestra su naturaleza por decirlo así, vital, puesto que desaparece calentando el suero á 55 0,60 0 , sin que ninguna de las otras pro- 8 piedades físicas ó químicas, se modifique eu lo mas mí- nimo. B. Poder Atenuante del Suero. Para los Sres. C harrin y Roger si el microbio, no siempre es atacado en su vita- lidad, por la acción de los humores de los animales refractarios, sufre sin embargo su influencia en su propiedad mas importante desde el punto de vista de la patogenia, es decir, en su virulencia. En efecto, es- tos autores, demostraron en sus experiencias, que lo mismo que en los humores de los animales inmunes, el bacilo piocíanico no secreta su materia colorante; la inoculación de culturas de neumococus ó de estrepto- cocus con suero de animales vacunados, contra las afecciones provocadas por estos microrganismos, que- da inofensiva para los animales no vacunados, apesar del desarrollo del microbio que es abundante. Con la repetición de las experiencias, vinieron las contradicciones y en efecto, parece que el poder ate- nuante debe confundirle con el poder inmunisante del suero, del que nos ocuparemos mas lejos. En las ex- periencias precitadas, desconocido como era este factor, por lo mismo no se mencionaba; y la mezcla serorni- crobiana queda inofensiva, no por que las bacterias sean atenuadas por la acción del suero, sino por que éste, preserva al organismo contra la acción patógena délos microbios que le acompañan Lo contrario resulta de los últimos trabajos, pues yá en la sangre de los animales refractarios, yá en el or- gani-mo vivo, yá invitro, los microrganismos exaltan su poder virulento, por que hay una adaptación al medio nocivo, ó una selección entre los microbios mas resis- tentes, por lo tanto esta teoría no puede sostenerse. Poder Antitóxico del Suero.—Prosiguiendo sus experien- cias sobre la acción bactericida de la sangre, Behering se encontró detenido en sus conclusiones porque vió desarrollarse en los animales refractarios, y persistir en su punto de inoculación á los microbios queservian para la experiencia. 9 Entonces se preguntó, si en lugar de obrar los humores sobre el microbio mi-nio, no ejercian su acción sobre sus productos de secreción, neutralizándolos ó destruyéndolos, A esta concepción apriori vino á res- ponder el descubrimiento, capital del poder antitó- xico de los humores, y especialmente del suero san- guineo. Estudiando la difteria y el tétanos, enfermedades cu- ya malignidad depende más bien de la intoxicación por los productos de secreción del microbio, que por infec- ción, Behring y Kitasato demostraron: que bastaba mez- clar las toxinas con pequeñas cantidades de suero de un animal vacunado contra estas afecciones, para que se puedan inocular impunemente álos animales que se mostraban sensibles á muy pequeñas dosis de toxina pura. Eo mismo sucedía si se operara sobre los cuer- pos de los animales, que in vitro, estos autores demos- traron, en efecto: que las inyecciones de suero hechas en otro punto del cuerpo y en una época un poco ante- rior ó un poco posterior á la de la toxina, podía preser- var al animal contra dosis muchas veces mortales de veneno microbiano, á tal punto que éste último podía no producir ningún síntoma. En concepto de los autores alemanes, el suero obra directamente sobre el veneno, ejerciendo una acción probablemente de orden químico destruyéndolo ó por lo menos transformándolo en una substancia inofensiva. Esta propiedad que ha sido el punto de partida de numerosos trabajos que, nos han llevado al cono- cimiento de los fenómenos serotarápicos, parece menos frágil que el poder bactericida, del que es completamen- te independiente. Calentando el suero durante algunos minutos á 65 °, no se destruye la propiedad antitóxi- ca, igualmente resiste á la dilución en el agua destila- da, y aun á la adicióu de algunos antisépticos, tales co- mo el ácido fénico, la formaldeida, etc., etc. Se creyó encontrar en el suero una substancia espe- cial (antitoxiua) que se pretendió haber obtenido com- 10 pletamente pura; substancia á la cual estaría intima- mente ligada la propiedad antitóxica. Behring y Kitasato generalizando asentaron, que la antitoxina del suero, destruía á la toxina. Esto no es tan fácil de comprender en otras enfermedades que no sean tan tóxicas como el tétamos y la difteria. Acción del suero sobre el organismo. Poder inmunizante del suero.—Metschnikoff ha demostra- do que, sin poseer propiedades bactericidas atenuantes ni antitóxicas, la sangre de conejos vacunados contra el hog-colera, tiene una acción preventiva y curadora so- bre conejos no vacunados. Otros autores experimentando sobre otros anima- les, y con distintas enfermedades, han llegado á la mis- ma conclusióü, asi es que el suero probablemente no neutraliza la acción nociva de los microbios ó sus to- xinas, sino más bien, ejerce una influencia sobre la eco- nomía del animal, activando sus medios de defensa. Para Metschnikoff “la acción de suero, es sobre todo una estimulación de la resistencia orgánica, ejercién- dose principalmente, sobre los fagocitos que hace mas aptos para llenar su papel de defensores.” Efectos fisiológicos del suero. A. Pober globulicida del suero.—LosSres. G. Daremberg y Buchtier han demostrado que; cuando se introduce en el suero que proveuga de un animal, glóbulos sanguí- neos de un animal de otra especie, las hemacias se de- forman rápidamente y al cabo de algunos minutos se disuelven completamente. Lo mismo se produce este fenómeno en la sangre en circulación que tn vitro. Esta propiedad es muy semejante al poder bacteri- cida, porque una temperatura de 55o, la exposición á la luz, la adición de una sal; etc., destruyen más ó menos rápidamente estas dos propiedades. Buclmer ha creido encontrar una substancia albuminoidea paiticular, una alexina como la llama él pero ésto no está bien de- mostrado. B. Poder coagulante.—Si se introduce directamente en las venas de un animal, el suero que provenga de otra especie, puede producirse una coagulación sanguinea intravascular, por precipitación de la fibrina. Esta pro- piedad desaparece si se calienta á 55o. C. Poder tóxico del suero.—Los Sres. Mairet y Bose han observado, que después de una inyección de suero de animales de otra especie, pueden producirse verdaderos síntomas de intoxicación, caracterizados por miosis, perturbaciones térmicas, detención respiratoria y hasta convulsiones mortales. Los autores precitados, atribuyen esta propiedad, á ciertas materias albuminoideas que resisten á una temperatura de 57o y á la adición de cloruro de sodio y sulfato de sosa. La cantidad de tócigo del suero, no es la misma en las distintas especies; asi es que se ha encontrado que el suero humano, es para el conejo más tóxico que el de perro. Esta propiedad, varia además con el estado de salud ó de enfermedad del animal que lo dé, aumen- tando notablemente con las afecciones cutáneas y so- bre todo con la erisipela [Stern.] 12 Tuberculosis. Como los otros microbios, el bacilo de Koch secreta mía gran cantidad de productos solubles. Estas toxi- nas, que se han experimentado en estos últimos años, se han extraído de culturas del bacilo humano, modi- ficado ó nó, del bacilo aviario ó de productos tubercu- losos nacidos en el organismo mismo. Ea tuberculina de Koch, no es otra cosa que un producto soluble cuya preparación hoy nadie ignora: es un extracto gliceri- nado, sacado de culturas del bacilo. Las toxinas natu- rales ó preparadas, son más ó menos activas según la riqueza y la virulencia de las culturas; Preciso es de- cir, sin embargo, que los productos solubles que pro- vengan del bacilo, aviario, son menos peligrosos que los de origen humano. Para detener la marcha de la tuberculosis ó para vacunar á los animales, se han valido los experimen- tadores de los métodos siguientes: 1. ° Inoculando al tuberculoso otra enfermedad. 2. ° Inoculando al enfermo una tuberculosis ate- nuada ó de otra especie. (Tuberculosis aviaria.) 3. 0 Inoculando al enfermo las toxinas del bacilo. (Tuberculina.) 4. 0 Inyectando á los tuberculosos, sangre de anima- les más ó menos naturalmente refractarios al bacilo de Koch. 5. 0 Inyectándoles suero de animales vacunados. 6. 0 Inyectándoles suero de animales inmunizados. 1. 0 Los bovideos vacunados contra el carbón, se vuelven refractarios á la tuberculosis, y en los conejos que han tenido un carbón débil, üo se desarrolla más que una tuberculosis de los ganglios vecinos, sin reper- cución sobre las visceras. [Perroncito.] Schmidt y Tillmans han observado, uno, una pleu- resía con derrame considerable, y resistiendo á los tra- tamientos más enérgicos, haber curado, después de una erisipela en la cara, y el otro que, un lupus teber- culoso, cedió después de una erisipela desarrollada en los tejidos enfermos, Shoefer sospecha una lucha entre el virus agudo de la erisipela y el virus crónico de la tuberculosis. Emmerich intentó tratar á conejos de Indias y cone jos tuberculizados, por el estreptococus de Felhssein, en estos animales, la tuberculosis se desarralló con más lentitud, que en los testigos. Sin embargo, Emmerich nunca pudo detener de una manera definitiva, la evo- lución tuberculosa. Es cierto que la inoculación del estroptococus de Felhssein es muy peligrosa, y por eso aconseja el autor inmunizar á carneros con este micro- organismo, y tratar á los tísicos con sangre de estos animales inmunizados; para él, este tratamiento no se- ría solo absolutamente inofensivo, sino que mejoraría y curaría á un gran número de tuberculosos. El error de Emmerich consiste en no apoyar su razonamiento con una larga serie de observaciones clínicas. 2- ° La mejor vacunación para una enfermedad que no reincide, es un primer ataque de esta enfermedad, aunque éste sea ligero. La tuberculosis está en este caso? No, la tuberculosis debe colocarse en el gru- po de las enfermedades que reinciden, ó mejor entre las que un primer ataque no confiere la inmunidad. Por el contrario, forzoso es admitir que una primera lesión tuberculosa, aumenta la receptividad del organismo y lo hace más apto para volverse tuberculoso. Las tuber- culosis locales, [artritis lupus, las adenitis] dan al orga- nismo un aumento de su receptibilidad. Este aumento de suceptibilidad puede mantenerse durante un tiem- po más ó menos largo, hasta quince ó veinte años. (S. Beruheim.) Así pues, conforme á estas ideas deberíamos aceptar que la tuberculosis uo puede colocarse entre las enfer- medades que no reinciden. Cavsgnis afirma haber vacunado á animales con mate- rias tuberculosas, atenuadas por la putrefacción, ó bien con culturas del bacilo, debilitadas por la adición de agua fenicada débil. Daremberg ha ensayado las inoculaciones preventi- vas de médula de animales tuberculosos, según el mé- todo de Pasteur para la rabia, sin conseguir gran cosa. Grancher y H. Martín han ensayado obtener la in- munidad tuberculosa, sirviéndose como vacuna, del ba- cilo aviario. La mayor parte de los animales sujetos á la experiencia, han sucumbido, casi siempre antes de la inoculación de prueba, de nefritis, de absesos ó de septisemia. A pesar de estos fracasos, pensaron apliear esta vacunación al hombre y felizmente no llegaron á realizarlo. 3. c Inyectando á los animales, los productos solu- bles secretados por el bacilo de Koch; Hericurt, y otros han tratado de conferirles la inmunidad esterili- zando la cultura, ya por el calor, ya por filtración. Koch dice haber inmunizado al cochino de India por medio de la tuberculina, y haber curado la tuberculo- sis avanzada en dicho animal, por el mismo medio, y ésto sin ningún inconveniente para el organismo; así es, que según él, la tuberculina tendría la propiedad de inmunizar contra la tuberculosis y de curarla. Sabemos en la actualidad, los desastrosos resultados que se obtienen con la tuberculina de Koch, pues en lugar de detener la marcha de la tuberculosis, le dá nue- vos bríos, y muchas veces se ha visto que una tuber- culosis crónica se volviera aguda. Hoy se aprovéchala tuberculina como medio de diag- nóstico. 4. 0 La inyección de sangre de perro y de cabra ha sido hecha contra la tuberculosis, y los observadores dicen haber obtenido brillantes resultados, aunque al- 15 ganos confiesan, como Berheim, que con solo los cui- dados higiénicos, hubieran conseguido otro tanto. 5. 0 Después de haber vacunado á los animales, al- gunos experimentadores (Babes, Ricliet) han empleado su suero para combatir la tuberculosis, y éste último tiene dos observaciones de tísicos, que han curado por este método. Pero la gran dificultad consiste, en vacunar á los animales, poique el mayor número mueren, antes de la inoculación de prueba. Babes, les inyecta de tres áseis gramos de suero por día, y cree haber observado una mejora constante y notable, y se pregunta, si sería po- sible vacunar por este medio, á los hijos de padres tu- berculosos. 6. 0 Berheim se sirve de suero de animales imuni- zados por su procedimiento, que consiste en inyectar el producto secretado normalmente por el bacilo de Kocli. Después de haber comprobado la inmunidad en es- tos nnimales, ha ensayado su suero contra la tubercu- losis adquirida por contagio de otros animales. “Aho- ra bien, dice este autor, he podido comprobar que el estado de todos los animales tíñeos tratados de esta manera,' se mejoraba y que muchos de ellos (40 por 100) curaban. He podido comprobar también que este suero era absolutamente inofensivo.” “Como quiera que sea, podemos declarar desde hoy: que el estario local de los enfermos se mejora profun- damente, y que el estado general se mejora considera- blemente en los tuberculosos tratados por nuestro sue- ro. En algunos, los bacilos han desaparecido y en otros han disminuido.” Este tratamiento tiene menos acción sobre la tuber- culosis de forma galopante y sobre la tuberculosis se- cundaria. Maragliano se vale según él dice, del suero de ani- males inmunizados con todas las toxinas secretadas normalmente por el bacilo de Koch. 16 Este profesor ha ensayado su tratamiento en 83 en- fermos, que presentaban todas las formas de tubercu- losis pulmonar, ligeras y graves, según él: “Entre los 83, tuberculosos de gravedad distinta que se han so- metido al tratamiento por el suero, 61 sacaron más ó menos provecho, y aquellos en los que la enfermedad no. estaba muy avanzada, curaron ó por lo menos se mejoraron notablemente” Este autor no cree, con justicia, que el suero pueda curar las formas graves, cuando los tejidos están pro- fundamente atacados y cuando el organismo debilita- do ya no puede raccionar. Fiebre Tifoidea. Sauarelli ha experimentado con el caldo de cultu- ra del bacilo y ha encontrado, que el ratón y el conejo eran malos reactivos de la toxina y ha demostrado que se podía producir en el cuyo una afección análoga, ¿ la que determina la inoculación del microbio mismo. El animal muere rápidamente presentando un meteo- rismo doloroso, correspondiendo á una gran disecación de la mucosa intestinal, que es invadida por el bacie- riumcoli comuni; este último,ha exaltado su virulencia, bajo la influencia de la Jtoxina del bacilo de Eberth, y añade á la intoxicación, un gran elemento de infec- ción. Si á esto se agrega, que el mismo autor dice, que el bacilo coli desaparece dei intestino de los animales vacunados contra la fiebre tifoidea, se comprenderá el papel complexo del bacilo de Eberth, de su toxina y del bacterlum coli-comuni, que según Sauarelli ha exal- tado su virulencia (como lo acabamos de ver) bajóla influencia de la toxina de Eberth. Según esto, se pue- den entrever las dificultades que tendrá la serotapia en esta enfermedad, que no es una infección simple, como otras enfermedades en las que hadado tan brillantes resultados este método terapéutico. Para preparar el suero preventivo contra la fiebre tifoidea, es preciso principiar por vacunar al animal que lo ha de proporcionar: para esto, Chantemesse y Widal se servían de caldo de cultura del bacilo de Eberth, pre- viamente esterilizado por filtración. Otros se valen del virus vivo, inoculado á dosis crecientes, pero ésto tiene el inconveniente de producir escaras y supura- ciones. Briegen y Kitasato, seflian servido de culturas 18 despues de haberlas calentado á 8d ° , concentradas y tratadas por el alcohol, para obtener una subtancia va- cunante, según ellos. Ks preferible emplear el filtro Chamberlan ó servirse del calor, calentando los culti- vos á 120° como lo hace Sanarelli Deben \ igilarse las inyecciones, porque los animales son muy sensibles á esta toxina. Se emplea de preferencia el cuyo, porque el cone- jo tiene una sensibilidad muy exagerada para el baci- lo de Hberth. Dos efectos preventivos y curativos del suero de animales vacunados, han sido bien estudiados por Sa- narelli, Chautemesse y Widal. De sus investigacio- nes resulta: que si se inyecta antes ó en el momento mismo de la inoculación del virus, una débil cantidad de suero, tomado á un animal vacunado, se hace abs- solutamente imposible el desarrollo de la fiebre tifoi- dea; x/2 centimetro cúbico es suficiente cuando las inoculaciones de virus y suero son hechas al mismo tiempo y en el mismo punto, mientras que es necesa- rio 2 centímetros cúbicos, cuando la inyección se hace sobre un punto distinto, ó anteriormente á la introduc- ción del bacilo Da rapidéz con que la fiebre tifoidea, experimen tal, mata al cuyo que no resiste arriba de 18 ó 20 horas, haría suponer la ineficacia del tratamiento por el suero. Sin embargo, interviniendo media hora ó una hora después de la infección, casi con seguridad se lle- ga á yugular esta enfermedad. Comprobando los resultados usando suero de ani males no vacunados, se ha observado que no tenía ninguna eficacia. Se ha usado además el suero de indi- viduos que habian contraído la inmunidad por ataques anteriores de fiebre tifoidea, y se ha llegado á los mis- mos resultados. Sin embargo se ha observado que el suero es tanto mas activo mientras mas cerca esta de la convalesencia, el enfermo que dá el suero. DI suero de ciertos individuos que no han tenido 19 fiebre tifoida, ha manifestado propiedades preventivas y curativas. Desgraciadamente cuando se usó en el hombre , los resultados no correspondieron á las espe- ranzas, porque si Chantemesse y Widal observaron que la temperatura bajaba, pronto prosiguió lafiebre su marcha. Mas felices fueron Bemel y Orlandi. pero es- tos autores se sirvieron de suero de animales vacuna- dos contra el bacterium coli; suero que en los animales, se ha mostrado activo contra la fiebre tifoidea Los resultados obtenidos en el hombre parecen ser buenos, aúu cuando los autores, no indiquen la clase de mejoría que han obserbado Asi es, que la seroterapía en la fie- bre tifoida está por decirlo asi, en estudio. 20 Pneumonía. La neumonía es una infección, mas bien que una intoxicación, análoga á la del tétanos ó de la difteria. En efecto, el neumococus parece no secretar toxinas muy activas. Las culturas artificiales ligeramente tóxicas durante los 304 primeros días después de la siembia, se vuelven en seguida casi inofensivas, principalmen- te cuando ia reacción ácida es aparente. La neutrali- zación automática del medio, por la caida regular de algunas gotas de carbonato de sosa, lo misino que la cultura anaerobia, no aumentan sensiblemente la pro- porción de toxina secretada. Los procedimientos de extracción (le la toxina seguidos por Foa y Bono oe, por medio del sulfato de amoniaco, y el de G y F Klemperer, que se sirven del alcohol obsoluto, mas bien han dado substancias vacu- nantes que materias verdaderamente tóxicas. Sin em- bargo Foa y Carbone han llegado á matar conejos en seis días, inoculándoles el precipitado producido por la acción del alcohol obsoluto, el sulfato de magnecia ó el sulfato de am miaco, en las culturas no calentadas. El grado tóxico de las culturas, es proporcional á la virulencia del microbio. Yssaeff se ha valido del paso sucesivo en el pintoneo de conejos, para exaltar la vi- rulencia de este microbio. La vacunación de los animales es fácil. Se la puede obtener en el conejo, con la ayuda de virus vivo, ate- nuado ó no; sea con la ayuda de culturas sobre caldo ó suero esterilizados por el filtro de Chamberlan, sea en fin con la ayuda de sangre, de exudadosóde jugos orgánicos de animales, muertos de infección pneumo- cócica. 21 Fawitzky y Carbone demostraron, que se podía in- munizar y aún curar á conejos y ratones inoculados con el neumococus, con la ayuda del suero de animales vacunados, El suero tiene una gran actividad y 2 á 4 gotas de suero de conejo vacunado, extraido á los vein- ticuatro días de la inmunización, son suficientes para inmunizar á un ratón contra la afección mortal. A las dosis de 8 cc. el suero de conejos vacunados lia tenido éxito en las manos de G y F Klemperer para detener la septisemia neumocócica, en doce co- nejos infectados d esde horas antes. Es preciso no dar entero crédito á ésto, porque estos autores se servían probablemente de reumoco- eus relativamente poco virulentos, porque este micro- bio al grado de virulencia experimentando por Issaeff mata al conejo en diez ó en quince horas, lo mismo que las experiencias de Arkharoff en las que se servía de culturas viejas de 10 á 40 días. Ahora bien, hemosvis to la frágil vitalidad del neumococus y la pérdida r ipida de su virulencia en los medios artificiales. En último análisis, cualquiera que sea el grado del poder terapeú- tico del suero de los animales vacunados, esta p opie- dad está hoy fuera de duda, pero su interpretación La sido igualmente muy variable según los autores y la teoría general de la inmunidad que se ha habiá adop- tado. Hemos visto al principio de es;e trabajo, que para Metsehnikoff, la acción del suero es sobre todo una estimulación de la resistencia orgánica, ejercién- dose principalmente sobre los fagocitos, que hace más aptos para llenar su papel de defensores. Semejantes resultados experimentales, eran sufi- cientes para animarse á ensayar el suero anti-neumó- nico contra la neumonía humana. Los hermanos Klem- perer habían desmostrado la absoluta inocuidad del suero inoculado al hombre sano. Por otra parte, el hombre parece reaccionar enfrente del neumococus, como los animales que han -ervido para las experien- cias; en efecto, los mismos autores lian demostrado 22 que la sangre y la serosidad de los vejigatorios de neumónicos, después de la crisis, podían inmunizar á los conejos,contra la septicemia neumocócica. Apoya- dos en estas observaciones, los Klemperer prosiguieron sus investigaciones, inyectando á neumónicos, el suero de conejos vacunados. Los resultados obtenidos fueron muy notables. En una primera serie de seis casos, com- probaron á las seis ó doce horas desoúes de la inyec ción de 6 c. c, de suero, el abatimiento de la temperatu- ra. el relajamiento del pulso y de la respiración. Kn 4 casos la temperatura cayó á 37 grados, y en los otros dos no tuvo influencia sobre la temperatura. En una segunda série, se experimentó en doce enfermos, á los cuales se les inyectaron en la región glútea de 5 á 10 c- c. de suero de conejo vacunado. En 5 casos la crisis se produjo poco después, y en los otros 7 se pudo comprobar igualmente una mejoría notable de los síntomas. 23 Tétanos. El bacilo tetánico se encuentra en abundancia en la tierra arable, en el lodo y el polvo de las habitacio- nes de ciertas localidades, y ápesar de tsto, son raros los casos de tétanos. ¿Como explicamos esta contradicción aparante ? Resulta délas investigaciones de Vaillardy Rouget, que los esporos tetánicos inoculados solos á los animales sensibles, no producen sus efectos, por la acción fagocitaria, para defenderlos contra la acción celular, es preciso yá la presencia de la toxina tetánica, yá la asociación de otros microrganismos, ó un trauma- tismo bastante intenso para que los esporos puedan germinar en un tejido moitificado, ó en un derrame san- guíneo, y comenzar á secretar su toxina antes de en- trar en lucha contra los fagocitos. Toxina tetánica.—La toxina tetánica se puede ob- tener por filtración, haciendo pasar por un filtro de por- celana, caldos, en los cuales ha vegetado el bacilo de Nicolaier. Se pueden obtener üquidos extremadamen* te cargados de veneno, haciendo desarrollar en un mismo caldo muchas generaciones. Al principio se había hecho de esta toxina, una pto- maína, después una toxalbumina y Vaillard y Vin- cent creen que es una diastasa, por su extrema activi- dad, por su sensibilidad al calor y por la facilidad con que se fija á los precipitados amorfos. Courmont y Doyon creen, que la toxina tetánica, no es nociva por si misma, sino por los productos secun- darios, que forma por fermentación en los tejidos, y esto basado la especie de incubación que necesi- ta para hacer sentir sus efectos. Esta fermentación que exige ciertas condiciones de temperatura, así co- 24 uio resulta de sus experiencias sobre la rana, tendría por resultado, la formación de una substancia estricni zante, y resistente á la ebullición y se encuentra en los músculos, la sangre, la o'úna, y que produciría la muerte sin necesitar período de incubación. Vacunación contra el tétanos.—Behring y Kitasato han podido inmunizar animales contra el tétanos, inyec- tando, después de la inoculación de la toxina, una so- lución de tricloru.ro de yodo. Se lian valido también de una mezcla de tricloruro de yodo y de toxina, como este nuevo procedimiento, exige muchas precauciones y á pesar de ellas sucumben gran número de animales en el curso de la inoculación, estos autores y Wasser- mann, prefieren inocular una mezcla de cultuia tetá- nica sin esporos (una parte); y caldo de tymus [dos partes], Vaillard y Roux se sirven de una solución de yodo en agua al 1 por 5oo y la mezclan á las culturas filtradas eu la proporción de i á 3, é inyectan sin inconveniente á un conejo hasta 4 centímetros cúbicos de la mezcla, sin provocar accidentes; hacen cada tres días una ino- culación de una mezcla en la cuál el agua yodada exis- te en proporción gradualmente decreciente, y llegan rápidamente á inyectar la toxina pura, y en pocos d as obtienen un estado refactario completo. Suero antitetánico.—Brhring y Kitasato demostraron que el suero de los animales vueltos refacíanos al té taños, por su procedimiento, era capáz de destruir el veneno tetánico, yá in vitro. yá en el organismo. Esta propiedad antitóxica, no existe en la sangre de los animales no vacunados; con este suero, no solo llega- ron á prevenir el tétanos, sino que lograron curará los ratones tetáninos; sin embargo, Tizzoni y Cattani no han tenido éxito al repetir sus experiencias. Rotter cita el caso, de un individuo de 25 años, en el que la inyección del suero anti tetánico hecha 22 días después de la herida, y 14 días después de los pri- meros accidentes, produjo una mejoría al cabo de dos 25 días. Casali y Fenotti publicaron ocho curaciones por medio de su antitetanin i preparada con suero de pe- rros inmunizados; pero Albertoni alega que estos au- tores no publicaron ios fracasos y que probablemente se trataba de tétanos de jurma lenta y progresiva. Renon, inyectó á dos tetánicos, suero inmunizado eri el servicio de Dieulafoy, con malos resultados, pueslos dos sucumbieron, ápesar délas inyecciones, un tétani» co murió á los seis días en el servicio de Granchér, otro al cabo de cinco días en el de Polaillón, un terce- ro á los cinco días, en el de Anger, un cuarto á los tres días en el de Letulle. Sin embargo Barth y Maget cuentan que un joven de 20 años, atacado de tétanos grave no traumático, se mejoró notablemente en tres días por la inyección de 300 c. c. de suero antitetánico,: hecha bajo la piel del abdomen. Roux y Vaillard, obje- tan que los fracasos, son probablemente á la ma- la preparación del suero y á la pequeña cantidad usada. Las conclusiones á que han llegado estos autores' son lás siguientes: 1. 0 El suero antitóxico previene seguramente el tétanos, cuando se inyecta antes que la toxina, aun á dosis sumamente pequeñas. 2. 0 Cuando el suero se inyecta al mismo tiempo que la toxina, se observa siempre un tétanos local, aun* que se emplee una gran cantidad. 3. 0 Cuando se inyecta el suero después de la toxi- na, pero antes de la aparición de los primeros sínto- mas, hay siempre un tétanos local. Para impedir la muerte es preciso inyectar una gran cantidad de sue- ro, tanto mayor cuanto más tarde se haga la inyección. Cuando ha pasado cierto tiempo, variable con cada animal, la prevención nó es posible, aun con grandes cantidades de suero. 4. 0 El tétanos es más órnenos rápido y por consi- guiente, más ó menos fácil de prevenir, según el lugar dr la inyección de la toxina. Las inoculaciones en el tórax ó en el abdomen; son más rápidamente mortales 26 que en los miembros. Estas conclusiones se aplican á dosis medias de toxina. 5. 0 Cuando la infección se produce por el bacilo tetánico que pulula en los tejidos, la prevención de- pende de la cantidad de suero infectado y del tiempo transcurrido entre el momento de la infección y el de la intervención. Frecuentemente fracasa, cuando los animales son inoculados de manera de tener un téta- nos de marcha rápida. Puede tener éxito en las infec- ciones lentas, y aun en estos casos 1a. prevención 110 es siempre difinitiva, sino se quita el foco, la enfermedad Aletargada puede despertar, y producir la muerte des- pués de un tiempo muy largo. ' Estos autores asientan que es muy difícil curar el tétanos declarado y he aquí la explicación que dan: “En el momento en que aparecen los primeros sínto- mas, la cantidad de toxina elaborada, es comunmente suficiente para matar á un animal, ha obrado ya sobre las celdillas, y la antitoxina nada puede contra un en- venenamiento ya hecho. Siempre han sido impotentes grandes cantidades de suero muy activo, coutra un té- tanos de marcha rápida 27 DIFTERIA. La difteria es lina enfermedad específica y contagio- sa, está caracterizada por la presencia de un micror- ganismo, que fué descrito por primera vez por Klebs eii) 1884 pero lleva el nombre de Lceffler porque á él se debe la demostración completa de la especificidad del bacilo diftérico. Considerado aisladamente, fuera del organismo, es un bacilo inmóvil, cuya longitud en las' formas típicas, es casi igual al de la tuberculosis, pero? cuya anchura es superior á la de este ultimo, sobre to-> do en sus dos extremidades que están como abultadas, y arredondadas. Estos bastoncitos están en general, aislados ó entrelazados, en este último caso los micro-; bios están las más veces colocados paralelamente unos, á otros. Si se tocan cabo á cabo, jamás llegan á afec- tar la forma de estreptobacilos, sino que forman ¡ siempre un ángulo más ó menos marcado, pareciéndose entonces á un acento circunflejo más ó menos abierto. Algunas veces en lugar de ser al rgada la forma del bacilo de Lcefíier; es más corta, casi avoide. El baci'o diftérico es muy ávido de los colores de anilina, queda colorido por eA método de Gram; pero el procedimiento de elección debe ser el azul compuesto, de Roux. Se prepara una solución acuosa de violeta de methylo al 1% y áuna parte de este líquido se añaden 3 partes de un í solución al 10 p §de verde de methylo en el agua destilada. Esta última substancia es mor- dente y solo con dejar sumergidas las preparaciones en el líquido, durante 2 ó 3 minutos, la mayor parte de los microrgauismos se coloran fácilmente. General- mente el bacilo diftérico no toma una coloración abso- lutamente homogénea y las extremidades mejor que 28 la parte media, á medida que la cultura envejece, la co- loración se vuelve menos regular; en el interior de los bacilos se ven granos muy obscuros que parecen espo- ros; pero la formación de estos últimos no lia sido per- fectamente demostrada. La cultura es fácil y se desarrolla bien sobre todos los medios usuales; pero su vegetación es más abun- dante y más característica sobre suero de carnero, de caballo ó de ternera, ligeramente peptonizados. Des- pués de 14 ó 15 horas de estar en la entufa, las colonias principian á aparecer. Se presentan bajo forma de pequeñas manchas redondas, de un gris-bh.nquisco,que aumentan rápidamente y se vuelven muy pronto pe queñas placas redondas, grises y salientes. Dieulafoy insiste mucho sobre esta particularidad; y por esto las llama papulosas, por oposición á la for- ma de las colonias, que se desarrollan comunmente con este microbio, que 110 ofrecen ninguna saliente y por esto la» llama moculosas. Estas colonias miradas por transparencia son opacas en el centro y translú- cidas en la periferia. Se desarrolla también sobre medios sólidos, tales co- mo. gelosa clara de huevo cocida (Sakliaroff). En los médios líquidos, el bacilo diftérico se desarrolla con abundancia, ba o forma de pequeños granos que se fi- jan á la pared del vaso, al principio acidificado, el médio se vuelve después alcalino, tanto más pronto, cuanto que el acceso del aire es más fácil. En efecto el bacilo diftérico es aerobio y bien que se le puede culti- var sin el concurso del oxígeno, su desarrollo eu estas condiciones es menos activo y más abundante. El mayor número de animales son sensibles al baci- lo diftérico, pero el animal reactivo es el cuyo; entre los que sou más resistentes están el perro, el carnero y el caballo, y por esto se utiliza el suero de este últi- mo animal en el tratamiento de la difteria. E11 general la afección provocada á los animales por inoculación del bacilo de Loefíler evoluciona con rapi- 29 dez. En el cuyo, sobreviene la muelle comunmente al cabo de 24 horas, sin que en la autopsia se encuentren lesiones viscerales bien marcadas, aparte de una con-f gestión del epiplón, algunas veces equimótica, lo mis- mo que del meseutereo y sobre todo de las cápsulas suprarrenales, y una degeneración grasosa del hígado y del riñón. L,o más importante es que el bacilo sólo existe en el punto de inoculación, puesto que si se siembra sangre á un órgano interno, comunmente no se obtiene ninguna cultura. Antes de emplear el suero antidiftérico,es preciso ase- gurarse que realmente se trata de difteria, y como Dieu- lafoy lo dice: el diágnóstico es imposible sin el concur- so de la bacteriogía; porque ésta nos enseña con ab- soluta certeza, si en una falsa membrana ó en otro producto de naturaleza sospechosa, se encuentra el ba- cilo de Klebs-Loeffler, solo ó acompañado del cocus Brisou, del estatilococus, ó lo que es más importante desde el punto de vista del pronóstico, si está en com- pañía del estreptococus. Este examen ó diagnóstico bacteriológico, compren- de dos operaciones principales: 1. 0 Examen microscópico de las falsas membranas ó de las secreciones supuestas diftéricas. 2. 0 Culturas sobre suero, de las falsas membranas ó de las secreciones sospechosas, y examen de las cul- turas obtenidas. Esta última operación comprende cuatro tiempos: 1.0 Preparación de los tubos destinados á la cultu- ra de las bacterias. , 2. 0 Siembra de las materias sospechosas en los tubos. 3.0 Examen á la simple vista de las culturas obte- nidas y ] 4. 0 Examen microscópico de de las culturas. Para la primera operación, es preciso tomar con una pinza flameada un fragmento de la falsa membrana, y colocarla sobre una lámina de vidrio cubre objeto. Se 30 tiene cuidado de frotar bien la preparación después de desecarla, pasando rápidamente la lámina sobre la fla- ma de una lámpara de alcohol. Debe colorarse esta preparación; para e-to se hace uso de diferentes subs- tancias colorantes, pero se emplea de preferencia el azul Roux Yersin que se obtiene mezclando: Lj de la solución A. que se compone de: violeta dalia, i.groo; alcohol á 90o 10,00; agua destilada 90,00, y de la solución B. que es como sigue: Verde de methylo 1 >rsoo; alcohol á 9o3, 10,00, agua destilarla 90,00. La preparación se presenta al microscopio después de haberla colorado con esta mezcla, en muchos casos, los bacilos diftéricos son de tal manera numerosos, que el diagnóstico se impone, y en otros casos están en pequeña cantidad; pero su coloración es característica. No es posible confundir el bacilo diftérico con los microbios que lo acompañan, porque mientras que aquel es largo, estos [cocus de Brisou, estafilococus y estreptococos] son redondos. Pa-ta cultivar los bacilos contenidos en las falsas membranas, se emplea como medio, el suero gelati- nizado de buey ó de caballo, el que se prepara siguien- do el método de Nocard-Roux ó el de Koch. K1 pri- mero es muy seguro; pero no muy práctico, porque es preciso tener á su disposición el animal que hay que sangrar, á fin de recoger acepticamente la sangre en un frasco esterilizado, en el momento que sale del vaso. Se pone después el suero que esta sangre proporciona, al abrigo de otras contaminaciones, encerrándolo en tubos esterilizados. Hn cuanto al segundo, es mucho más práctico; con- siste en tomar sangre procedente del rastro, rec *jer su suero y esterilizar éste por el método de Tyndall ó de calefacción intermitente. Este suero debe haceice coagular, calentando los tu- bos que lo contienen á una temperatura de 65o colocan- do los tubos casi horizontales, de manera que el suero se solidifique en capa oblicua. 31 Para hacer la siembra, se sirve de nn alambre este- rilizado y cargado de la secreción sospechosa, se hacen rayas paralelas en la superficie del suero. Para evitar todo peligro de contaminación, es necesario t< mar cier-< tas precauciones; tener destapado el tubo solo el tiem- po necesario para sembrar, no poner el tapón sobre la mesa sino tenerlo en una pinza flameada, y tan luego como se concluye, tapar el tubo, después de haber pa- sado su embocadura por la flama de una lámpara de alcohol. Si no se tienen falsas membranas y se teme la dif- teria; con un alambre de platino enrrojecido y despuesi enfriado, se toca la mucosa del pilar posterior lo más cerca posible de la laringe, y se siembran los tubos co- mo en el caso anterior. Los tubos así preparados se colocan en una estufa á 37o durante 24 horas. Si al cabo de este tiempo el suero permanece limpio, se pue- de afirmar que no se trata de difteria, siempre que se tenga la seguridad de haber aecho bien la siembra, pe- ro si hay colonias, es preciso diferenciarlas; las del ba- cilo de Loeffler tienen los caracteres qne anotamos más áutes. Las del cocus Brisou se parecen mucho á los anteriores, pero mirados por transparencia son translú- cidas en todas sus partes, sin presentar el centro opa- co. Las colonias que forma el estafilococus, son aplas- tadas, difluentes é irregulares, á las 24 horas son poco desarrolladas; las formadas por el estreptococos son translúcidas, más pequeñas qué las formadas por el co- cus Brisou, forma 1111 fino puntilleo de pequeñas co- lonias interpuestas entre las de la difteria. Al hablar del bacilo de la difteria, hemos visto los caracteres microscópicos que lo distinguen de los otros microrgauismos. 32 Toxina diftérica. Hemos visto que el bacilo de Lcefñer, sólo se desa- rrollaba en el punto de inoculación, y sin embargo, los animales presentan síntomas generalés y aun la muer- te; esto se debe á que la enfermedad que determina es debida, no á la infección del organismo, sino á un verdadero envenenamiento por los productos de secre- ción del microbio. Esto fué prácticamente demostrado por Ronx y Yersin, produciendo la enfermedad por in- yección de culturas filtradas en las bujías Chamber- land, y por consiguiente privadas de microbios. A la autopsia de los animales se encuentra en el punto de inoculación un edema; los ganglios linfáticos conges- tionados lo mismo que el intestino delgado, los pulmo- nes y las cápsulas suprarrenales. Si la muerte es me- nos rápida, los síntomas más salientes son la caquexia progresiva y la diarrea. En fin, con dosis muy débiles se pueden provocar parálisis absolutamente análogas á las que se observan en el hombre, y que pueden ter- minarse por la muerte; ó por el contrario regresar y curar. La cantidad de toxina está en relación con la viru- lencia del microbio, y con el acceso del aire. El calor att mía de una manera notable al veneno diftérico, lo mismo que ciertos agentes químicos tales como los oxidantes (permanganato de potasa). Para vacunar á los animales, los experimentadores se han valido de multitud de procedimientos, pero la mayor parte han fracasado debido probablemente á la extrema sensibilidad de los animales. Roux se ha ser- vido del caballo cuya inmunización es relativamente fácil, para esto le añade yodo á la toxina, adición que tiene por efecto atenuar el veneno. ' Se agrega al líquido tóxico 1/10 de su volumen, de licor de Gram (yodo i, yoduro de potasio 3, agua 100), y se inyecta al caballo */£ de centímetro cúbico de la mezcla. Si no hay reacción al día siguiente, se le in- 33 yecta x/2 centímetro cúbico; después se aumenta pro- gresivamente la cantidad, hasta que el animal soporte un centímetro cúbico sin presentar ningún fenómeno. Puede servirse más tarde de toxina pura, principiando por % de centímetro cúbico y aumentando la dosis con precaución hasta 5 centímetros cúbicos, entonces se puede considerar al caballo como refractario y no hay mas que reforzar esta inmunidad, inoculando dosis cre- cientes de veneno, que en general son bien toleradas: Con un tratamiento semejante, después de tres meses, un caballo puede tolerar sin inconveniente dosis enor- mes de cultura filtrada (250 centímetros cúbicos). K1 animal es entonces una fuente abundante de suero an- titóxico. Suero antidiftérico. Si se inyecta á un animal, cierta cantidad de toxina diftérica, mezclada con suero de animales inmunizados contra esta enfermedad, no se observa ningún síntoma alarmante. Si primero se inocula la toxina y cuando menos seis horas después se inyecta el suero, el animal se salva, muriendo los animales testigos cuarenta ó cincuenta horas después de la inoculación. La cantidad de suero que se necesita para salvar á un animal, está en relación con el tiempo transcurrido desde la intro- ducción del veneno. Después de doce horas toda inter- vención parece inútil, y los animales mueren poco des*' pués que los testigos. Pero si la experiencia se hace acercándose más á la observación clínina, esto es, inoculando, no la toxina sino el microbio, la intervención por el suero es más> fructuosa; porque se pueden curar á los conejos de In-> dia inyectándoles el suero doce ó dieziocho horas des-r pués de la inoculación del microbio, á pesar de que los’ testigos mueren en 24 á 30 horas. Mientras que la- temperatura no baje, e-to es, mientras haya fiebre, es posible salvar al animal. - v Más concluyentes son los resultados obtenidos si 34 se inoculan á los animales en la traquea después de haberlos traqueotomizado. La difteria así provocada es mortal para el conejo de Indias en tres días, en cuatro ó cinco para los conejos que se prestan mejor para la experiencia. En los animales tratados preven- tivamente con suero, no se observa ninguna manifesta- ción morbosa; en los que se hace primero la inocula- ción de virus, se puede obtener la curación intervi- niendo 24 lloras después. Roux y Martín se han colocado lo más cerca posible de los distintos casos clínicos, estudiando la acción del suero, sobre difterias complicadas por la asociación de ocros microrganismos, sobre todo de la asociación es- treptocósica. La inoculación en la traquea de un cone- jo, de una mezcla de estreptococias y bacilo de Lceffler determina la muerte de éste, en 24 horas por compli- caciones broncopulmonares. E11 estas condicione s la curación es más difícil, es preciso que lo intervención por medio del suero sea muy precoz para ser eficaz, pa- ra salvar al animal es preciso obrar antes de seis horas, desnué-; de doce horas toda intervención es inútil, que se emplee el suero antidiftérico sólo, ó acompañado del suero antiestreptocósico. Con las primeras aplicaciones de suero antidiftérico en el hombre, no se obtuvieron muy buenos resulta- dos, pero después no podían ser mejores, y hoy todo el mundo acepta como excelente el tratamiento seroterá- pieo contra la difteria. Debemos confesar que es en la única enfermedad donde lia tomado carta de naturali- zación este procedimiento terapéutico, y para conven- cerse no hay mas que recordar un si número de esta- dísticas porque en este caso el mejor argumento son los números. Las primeras estadísticas son las deSchu- bert [34 casos; mortalidad, 18 por 100] y la de Canon (16 observaciones con 20 por 100 de defunciones). Des- pués aparecieron una multitud, pero la más importante es la de Roux, que eu los 300 casos tratados por el sue- ro re han hecho los estudios bacteriológicos necesarios; 35 de estos 300 enfermos 169 estaban atacados de angi- nas sin complicación laringo bróuquica, y los otros 131 de \erdaderos crups diftéricos. En la primera catego- ría es preciso considerar aparte las anginas debidas ex- clusivamente al bacilo diftérico, y en las que se en- cuentra este asociado á otros microbios. Eos primeros estaban en número de 120, de los que sólo nueve mu rieron, y entre estos nueve, siete murieron antes de las 24 horas de su entrada al hospital; si se descuent tan quedan 2 muertos eu 113 casos de angina diftérica pura, sea ó una mortalidad de 1, 7 por 100 en lugar de 41 por 100 antes de la institución de la seroterapia. Cuando en la angina se encontraba el bacilo de Lceffler en compañía del cocus Brisou ó del estafilococus, no se observó ninguna muerte, pero en aquellos, en que ha* bia asociación con el estreptococus, la mortalidad fué de 34, 2 por 100 ó si se restan las cuatro defunciones que hubo durante las primeras 24 horas de su entra- da, quedan 25, 8 por loo contra 87 por 100 cifra de las estadísticas anteriores. Entre los crups es preciso distinguir los opera- dos y aquellos etilos cuales no se ha intervenido. En- tre estos últimos en número de diez, no hubo más que una defunción en un niño combaleciente de sarampión, en él, el bacilo de Lceffier estaba asociado al estrepto- cocos. Los crups traqueotomizados deben ser divi- didos como las anginas en crups puros y de asociación bacteriana. Los primeros en número de 4g han dado 15 muertos, que pueden reducirse á 11 si no se cuen- tan cuatro muertos durante las primeras 24 horas, la mortalidad es de 24, 4 por 100. Entre los 72 crups de asociación 9 veces el microbio coexistía con el cocus Brisóu, de estos nueve, uno murió ó sea 11 por ioot La asociación con el estafilococus dió siete muertos en once casos, pero tres antes de 24 horas, lo que re) duce la mortalidad á 50 por 100, Cuando el bacilo esj- taba acompañado del estreptococus [52 veces], hubg 28 muertos, de estos, siete antes de las 24 horas, la 36 que disminuye la mortalidad de 57 £or loo, contra 80 por 100 en los estadísticas anteriores. En resumen, en los 300casos estudiados por Bonet y Martín, hubo 78 defunciones, ó 26 por lo1», mientras que en los estadísticas anteriores daban una mortali- dad superior á 50 por 100. El suero puede emplearse como preventivo y cura- dor. Para llenar la primera indicación, se usan diez centímetros cúbicos desuero, En cuanto á la segunda,- es preciso, como vimos al hablar de la estadística de Roux, distinguir la difteria en varias categorías: 1.0 Anginas puras benignas; 2. 0 Anginas puras, pero gra- ves; 3. 0 Angina diftérica asociada al estreptococus; 4. 0 crups puros no 0 crups operados puros y 6. 0 crups operados y asociados al estreptococus. Regla general: siempre que se sospeche la difteria en uu enfermo, es preciso inyectarle bajo la piel del flanco, veinte centímetros cúbicos de suero una sola vez, sí son mayores de 15 años es preferible inyectar- les 15 ó 20 centímetros cúbicos.en cada flanco. - Inmediatamente, ó antes, se toman las falsas mem- branas para hacer el dignóstico bacteriológico; sí es- te confirma las sospechas, se tiene como guía el esta, do del pulso; 2. 03 la temperatura; 3. 0 la respiración y 4. 0 lo albúmina. * ' En cuanto al tratamiento local, es preciso abstener- se de los toques con ácido fénico ó sublimado, porque se ha observado una especie de antagonismo entre el suero y estas substancias; pero Roux aconseja los la- vados tres veces por día con 50 gramos de licor de La- barraque en un litro de agua hervida, lo mismo que los toques con partes iguales de mentol y alcanfor. . Después de las inyecciones de suero se han obser- vado síntomas más ó menos graves, tales como: fiebre, vómitos, dolores articulares, erupciones generaliza- das, etc. 37 CANCER. Contra esta enfermedad se han empleado; ya las inoculaciones de toxinas de distintas bacterias, y en particular del estreptoeous (Friedrich Coley), ya la in* yección de suero de animales á quienes' se les ha ino- culado productos cancerosos (Richet y Héricourt\ ya el suero de animales con infecciones estreptocócica (Emmerich y Scholl). i Freidrich ha tratado con toxina estreptócocica á 17 enfermos, dé los cuales 13 eran carcinomatosos y 4 sarcomatosos. El efecto fuéabsolutamente nulo en los’ primeros, en cuanto á los segundos, uno sedo se mejo- ró. Más feliz ha sido Coley que ha empleado cultu- ras virulentas de estrept«acocus hechas en caldos y previamente calentadas á 100o, después filtradas y al- gunas veces adicionado de culturas del bacilas prodigio- sus. Sin embargo, él mismo dice que su tratamiento' es más activo contra los sarcomas que contra los carci* nomas. ' ¡ Richet y Héricourt machacaron un osteosarcoma, después le pusieron agua y el líquido filtrado en tela,* lo inyectaron á un asno y dos perros; 5, 7 y 15 días después, tomaron sangre de estos animales para reco- ger su suero, con el que inyectaron á dos enfermos, los cuáles según ellos han curado. En el primer enfermo se trataba de un fibro sarcoma y en el segundo de un cáncer del estómago. (?) - Emmerich y Scholl trataron una série de cancero- sos (la mayor parte reincidencias post-operatorias dé cáncer del seno) inyectándoles en la substancia misma del cáncer, un suero preparado de la manera siguiente:: La sangre de un carnero inoculado con culturas vi-1 38 rulentas de estreptococus, se recoje en recipientes es- terilizados, se di-ecan para separar el suero que se esteriliza pasándolo por el filtro de Chamberland. Estos autores inyectan de i á 4 c. c. de este suero, cuando el neoplasma no pasa de las dimenciones d* un huevo de paloma, pero cuando es mayor, inyectan io, 15, 20 y aun 25 c. c. de suero en distintos puntos del neo* plasma. Al nivel de la inyección, el suero determina una pseudo-erisipela ó erisipela aséptica, mientras más inten- sa es esta reacción, mejor es el éxito de las inyeccio- nes. Según Emmerich y Scholl, la acción del suero, es- más segura contra los canceres recientes que contra las antiguos y 110 pueden sacar una conclusión de la acción del suero, contra las distintas especies de cán- cer. 1.a Observación. Francisca Pineda, de México, de 38 años de edad, multípara, sin antecedentes cancerosos; entró al Hospi- tal B ‘istegui el i¿ de Octubre de 1895, á curarse de un tumor situado en el hipogastro, voluminoso, duro, que invadía la matriz, los anexos y la vagina, en total co- mo de 13 centímetros y á 3 centímetros de distancia de la vulva* Las funciones de la vegiga y el recto eran normales. Esta enferma sufría dolores muy vivos, tenía metrorragias abundantes, estaba muy agotada, tenía un tinte amarillo paja muy marcado y la temperatura subía en la noche á 38 y décimos. Los Doctores F. P. Chacón é I. Prieto que la vieron, diagnosticaron cán- cer inoperable de la matriz y por esta última conside- ración se decidió á aplicar la seroterapia siguiendo el procedimiento de Ricliet y Héricourt. Se le aplicó la primera inyección, de 5 gramos de suero de perro, el 22 de Octubre de 1895, á las diez de la mañana; á los pocos momentos la temperatura de 37 39 grados, subió á 38 y más tarde á 38’; al día siguiente siguió subiendo la temperatura h.ista 38 *. El día 24 nueva inyección de 5 gramos, volviendo á ascender la temperatura. Lr»s d<>s días siguientes no se le inyec- tó suero, bajando la temperatura á 37 grados. Una terce- ra inyección el día 28, notándose el mismo fenómeno y desde este día hasta el 13 de Febrero que estuvo sujeta al mismo tratamiento, la temperatura nótenla tenden- cia ádesminuiry después de dos inyecciones seguidas de diez gramos, subió hasta 39^, En total se le pusieron á esta enferma 23 inyecciones, de 4 de 5 y dos de diez gramos. El suero que sirvió para hacer estas inyeccio- nes, se recojió de dos fuentes: primero, de la sangre de un perro al que se le había inoculado una emulción fil- trada hecha con un adenoma. Con esta primera serie, la enferma se mejoró presentando solo reacción febril, la mejoría que se notó fué la disminución de las metro- rragias y de el dolor, á tal punto, que la enferma soli- citaba mejor las inyecciones de suero, que las de mor- fina, con que se le mitigaban un poco sus atroces dolo- res antes del principio de este tratamiento. El estado general también se mejoró. Segundo: de la sangre de una burra á la que se inyectaron productos sarcomato*. sos. Con esta série la eufenna presentó además de la elevación de temperatura una erupción de urticaria y la mejoría fué poco notable. Comunmente con este tratamiento se le haciaa lavados vagiuales á esta enferma con una solución de clorato de sosa al 1 por 00 400, á necesidad se le aplica- ban inyecciones de morfina. Señora X, de 46 años de edad, Viuda, multípara histéi ira, ron antecedentes hereditarios, con serosas, muy debilitada, padecía un catarro gastro intestinal inveterado. Hace como año y medio comenzó á sentir moles- tias en el hipogastro y una leucorrea abundante, de seis meses acá sobrevinieron pequeñas metrorragias,, hecho el reconocimiento por el Doctor Uribe y Troiv 40 coso, se encontró al tacto el hocico de tenca destruido por una ulceración en forma de infundibulum hácia el interior de la matriz, los labios endurecidos ó infil- trados habían conservado su contorno, la vagina es- taba intacta, en el anexo derecho parecían sentirse huellas de infiltración, Reconocida la enferma por el Doctor M. Gallegos quien ratificó el diagnóstico de cáncer de la matriz, opinando porque se practicara una histerectomía, en vista de que el neoplasma inva- día seguramente el istmo y quizá el cuerpo de la ma- triz. Como la enferma no se decidiera á interven- ción de nigún genero se juzgó pertinente aplicar las inyecciones de Richet y Hericourt El día 26 de Dici- embre del año pasado se hizo la primera inyección de 4 gramos de suero, continuándose los días 27, 28, 29, fio, y 31, después de la inyección del 1 ° de Ene- nero de 1996 en la tarde comenzaron á aparecer los sintómas reaccionales, calosfrió intenso, temperatura de fifi5 y unas manchas eritematosas en el lugar de la inyección y de urticaria al derredor, acompañadas de comezón y ardor, y el escurrimiento vaginal que los días anteriores se había suprimido, volvió á aparecer. El día 2 nueva inyección, subió la temperatura á 383 en la mañana y 398 en la tarde, la erupción eritemato- sa se extendió á iodo el vientre y ála. región trocante- rina derecha, donde se le había puesto la penúltima inyección, el día 3 la temperatura á 386 , en la maña- na, 40- t n la-noche, el eritema pareció disminuir, apa- reció en los brazos y tronco una erupción semejante á la rocióla, se le aplicó á la enferma una sal de qui- nina y un sudorifico. al día siguiente se le dióun pur- gante. la erupción dolos brazos y tronco se extendió á la región sacra, y á larodilla izquierda, el eritema del vientre despareció, el mal estar general se asentáa y apareció un dolor en la región oxipital y en las piernas con sensación de picoteo, adormecimiento de las manos, zumbidos de oidos, la enferma estaba sumer 41 gida en un estado de postración vecino del estupor; el día 5 después de comer sobrevino un ataque de anemia cerebral, el día 6 disminución de la tempera* tura mejoría del estado general desaparición de la erupción del tronco y brazos, el día 7 después de co- mer y á concecnencia de un aumento inmoderado de la alimentación, sobrevino un ataque de congestión cerebral que se conbatió, lavativa purgante enérgica, el día 8 nada nuevo, el día 9 sensación del mal estar general sudares trios abundantes, dolor de cuerpo, el escurrimiento vaginal perdió su carácter hemorragi- co y disminuyó en cantidad notablemente, el tinte ama- rillo paja tiende á disminuir; el día 10 hizo una ex- ploración el Dr. “Gallegos, encontrado el tumor de mejor aspecto, máslimpiocomogerminante apesar de tener las mismas dimenciones y consistencia que an- tes de las inyecciones, el anexo derecho menos ingur- gitado, el escurrimiento vaginal era seroso y no icro- so. Desde hasta el 16, la temperatura en la mañana era normal y á 386, el escurrimiento vol- vió áscr sanguinolento, lo mismo los días subrecuentes hasta el 20 en que se le hizo una nueva exploración, encontrando la ulceración más profunda y cubierta por una capa blan piisca, que sangraba con muchísi- ma facilidad. En vista de (la decidida oposición de la enfenrma á continuar el tratamiento y del de las mínimas ventajas obtenidas, se decidió suspender las inyecio- nes. La marcha ulterior del tumor ha sido extremada- mente rápida, á tal punto que según el Dr: Uribe, el desenlace fatal no se liara esperar muchoti empo. 42 TI FO. Si nos encontráramos con el tifo en las condiciones en que estamos, con muchas enfermedades infeccio- sas; que conociéramos un microrganismo que se en- contrara constantemente en todos los enfermos, que con este microbio se pudiesen hacer culturas, y por último, que se pudiera reproducir la enfermedad por su inoculación, entonces los ensayos de seroterapia serían relativamente fáciles; pero cuando no conoce- mos siquiera un animal al que se le pueda producir una enfermedad semejante, cuando todos parecen re- fractarios á elia. (El Sr. Dr. Prieto estuvo inoculan- do á un perro con sangre de tifoso y yo lo acompañé en una segunda série de inoculaciones, en otro, perro sin conseguir absortamente nada) es preciso seguir, por decirlo así, empíricamente, los métodos seroterá- picos que se han empleado en otras enfermedades. Sabido es que después de ciertas enfermedades infec- ciosas, el suero de los convalecientes tiene propieda- des inmunizantes y aun curativas. Pasa otro tanto con el tifo? El Dr. 1. Prieto, á quien acompañé en algunas oca- siones, sangré á vario s convalecientes de tifo y con su suero recojido con todos los cuidados de asepsia posi- bles se trataron á dos personas, cuyas historias resu- midas son las siguientes: N. N. de 22 afio> de edad, bien constituido. El 25 de Diciembre próximo pasado, estando en estado de salud, sintió anorexia, cefalalgia y calentura, al si- guiente día presentó estupor, la temperatura fué en a mañana de 38° y décimos, en la noche de 39°, al 43 siguiente día estos síntomas se acentuaron más y el Dr. E. Liceaga, que lo vió, atendiendo á la invasión brusca, á los caracteres del pulso y de la temperatu- ra, y al estupor, sospechó que se tratara de tifo, al quinto día aparecieron las manchas características y hubo una ligera epixtasis; la temparatura en la primer semana estuvo occilando entre 38o y décimos en la mañana, y en 39 y décimos y una vez 40° en la noche, á los síntomas mencionados se agregaron, de- lirio, que cu las noches era muy intenso, y cierto gra- do de postración. El día 1. 0 de Enero se le pmo una inyección sub-cutánea de 8 gramos de suero de con- valciente de tifo, este líquido había sido recojido tres meses antes y conservado en tubos cerrados á la lám- para. La sangre de la cual se le había retirado era de una señora jóven y de mediana constitución, á la que se le sangró poco más de un mes después de la ter- minación de su tifo. Los efectos de esta primera in- yección fueron nulos. Al siguiente día se le puso una segunda inyección de doce gramos, esta vez, la san- gre de donde se extrajo el suero se tomó de un jóven de mediana edad y constitución, que llevaba quince días de convalecencia. Al día siguiente se observó en el enfermo algo menos de estupor, mayor fuerza del pulso y una ligera disminución de la temperatu- ra que ya desde ese día no llegó á pasar de 39°. El 3 de Enero nueva inyección de doce gramos, el día 4 de diez y seis gramos y el día 5 última inyección de veinte gramos. Los efectos que se observaron desde la primera inyección de doce gramos, pueden resu- mirse así: Disminución de la calentura, levantamien- to del puLo y de las fuerzas, disminución del estupor y del delirio, y mejoría del estado general. Por otra parte el Dr. Liceaga, no descuidó el trata- miento que en estos casos se emplea (estricnina, car feina, laxantes, lavativas antisépticas, etc., etc.) La duración de la fiebre íué de 14 días. 44 2.a observación. Sra. N. X. de 38 años de edad, multípara, de media- na constitución, algo desarrollado el panículo adipo- so. En los llanos de Apam (*) le sobrevinieron cata- rro y calentura que rápidamente se agravó, lo que obligó á traerla á México. La temperatura desde un principio alcanzó cifras muy elevadas que en la noche pasaban de 40°; había una gran depresión de las fuerzas, la erupción que tuvo se generalizó, con- fluente en el abdomen y diseminada en el resto del cuerpo. Del 9. ° al 11. ° dia de la enfermedad (por- que no se pudo saber á punto fijo la fecha de la in vasión) se le puso una inyección sub cutánea de 20 gramos de suero de un convaleciente de tifo, al que se había sangrado quince días después de la termina- ción de la fiebre: Dos días después de la inyección la temperatura bajó rápidamente á 37° y décimos, hubo sudores profusos, sobrevinieron graves perturbacio- nes cardiacas y pulmonares, y un estad • adinámico muy marcado y á los cuatro días sucumbió. * Por el tiempo en que esta señora salió de la Capital se encontraba enferma de tifo la portera de su casa 45 DISCUSION. Al hablar de las propiedades del suero, vimos que entre otras tenía la de ser inmunizante, propiedad que debemos utilizar, y por otra parte tenía la de ser globulicida, coagulante y tóxico. ¿Como utilizaremos el suero aprovechando la pri- mera de estas propiedades sin tener que temer la ac- ción de las segundas? cuestión capital que ha susci- tado tantos enemigos de la seroterapia y tantas dis- cusiones, que aun no han dado luz suficiente sobre es- te punto. En cuanto á los accidentes, consecutivos á las inyec- ciones de suero anti-diftérico, el mejor estudiado por ser el mas usado (fiebre, vómitos dolores articulares, albuminuria erupciones,polimorfas gene' pa- recen debidos según Chantemesse á la rápida ab- sorción del suero por la vía hipodérmica y por esto aconseja este autor que la aplicación del suero se haga por la vía pectal después de haber hecho un amplio lavado de la mucosa. Según él el suero obrarla tan eficazmente por esta vía, como por la hipodérmica, sin tener sus inconvenientes. Sevestre cree que los accidentes atribuidos al suero de Roux, sean debidos á la infección por el estrepto- cocos, y apoya su opinión en el hecho de que siempre que se han producido accidentes tóxicos, se han en- contrado estreptococos en las falsas membranas. En cuanto á la albuminuria, la mayor parte de los auto- res están contestes, en que es debido á la infección por el estreptococos. Lo mismo que con el suero antidiftérico, el anti- estreptocócico, el de Maragliano etc., casi siempre se han observado fenómenos tóxicos. En los dos casos de cáncer que se han tratado en 46 México por el suero de Bichet y Heri-Court, como vi- mos al hablar de esta enfermedad, se observó una as- cención de la temperatura y una erupción. ¿Los de- más síntomas más ó menos graves que se observaron en la enferma de la segunda observación fueron debi- dos al* su ero? ¿El suero de convaleciente de tifo, curó al enfermo de la primera observación y mató á la enferma de la segunda, observación? Fue tan pequeña la mejoría en el primer enfermo y por otra parte su juventud y buena constitución, lo mismo que el tratamiento que se le instituyó, nos dan cuenta del feliz resultado de la enfermedad. En cuanto á la segunda enferma, creo que su muer- te no fué determinada por el suero, porque desde an- tes de su aplicación, se observaron falsas intermiten- cias del pulso, lo que hizo temer que el corazón estu- viera gravemente afectado por la pirexia, la cual des- de los primeros días alcanzó cifras de 40° y decimos. SEÑORES JURADOS: E-tov seguro de no haber llenado como quisiera mi cometido, no se me ocultó, que para desarrollar este punto se necesitaba una inteligencia mejor, dotada, ya que no una voluntad más firme; pero si me decidí por este estudio, fue debido á que creí no me sería imposible repetir algunas experiencias, pero me en- contró con obstáculos insuperables que no son del caso referir. Así pués, no veáis en este desaliñado trabajo, más que el verídico reflejo de mi empeño. ¡Que vuestra inagotable benevolencia no haga alto en el imperfecto trabajo que os presento. México, Marzo de 1896. & l^u/i¿ííc