FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO. PASTA DE VIENA, diversidad de sus efectos CUANDO SE APLICA EN EL CADAVER Y EN EL VIVO 111 UTILIDAD DE ELLOS PARA CONOCER LA MUERTE REAL. TESIS MEDICINA, CIRUJIA Y OBSTETRICIA, PRESENTA AL JURAD QUE PARA EL EXAMEN PROFESIONAL CALIFICADOR FERNANDO PONCE ALUMNO DE LA ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA DE MKX1C MÉXICO O MAJI-A., mFBSSOI SAN ANDRES Y BETLEMITAB 8 y 9. 1.SS1 A LA SAGRADA MEMORIA DE MI PADRE SR. JOSE POHCE. A MI ADORADA MADRE, f cí¡uí¡ ffirm de f once. Ofrenda de mi respeto, cariño y gratitud filial. /Y MIS PROTECTORES DISTINGUIDOS LOS SEÑORES GABRIEL MlíCERÁ í MARIANO PONCE DEBIL MUESTRA DE LA INMENSA GRATITl I» QUE LES PROFESO 1 DE til ETERNO RECONOCIMIENTO. A LOS QUE EN MIS ESTUDIOS PROFESIONALES ME HAN TENDIDO SU MANO PROTECTORA, LA SHTA. AMABA MONTO Y LOS SEÑORES Jesús de la Fuente, Corne lio de la Fuente, Fidencio de la Fuente, Nicolás Ponce, Rafael Ronce y Jos¿ Gómez. PUBLICO TESTIMONIO DE MI AGRADECIMIENTO. A MIS MAESTROS. Recibid este-pequeño trabajo de vuestro discípulo agra- decido, como homenaje á vuestros profundos conocimien- tos. ]|r, Iguaria EN MANIFESTACION DE APRECIO. -X MI 13 u _E ST A. m.l g o y co m p añe h. o EDUARDO CORRAL, (JOMO PRUEBA DE MI AMISTAD. respues de haber vacilado mucho para elegir el punto Jv que debia servirme de tésis, y de haberme fijado, unas veces en uno y otras veces en otro, abandonándo- los después, ya porque comprendía mi insuficiencia para tratarlos, ó ya por falta de tiempo y oportunidad para ello, pensé en observar la diferencia que hubiera en los efectos de los diversos cáusticos aplicados ántes y des- pués déla muerte, que no he encontrado descrita en los pocos libros que he tenido á la mano, y que en la prác- tica de la Medicina legal muy bien pudiera hallar una importante aplicación. Comencé mis experiencias, y ape- nas hechas las primeras, comprendí la magnitud de este trabajo, que para ser llevado á un resultado siquiera me- diano, debia constar de un gran número de observacio- nes; y viendo al mismo tiempo la diferencia tan notable y constante que existe en los efectos de la pasta de Vie- na en el caso de que nos ocupamos, creí que esta dife- rencia podría servir para reconocer cuando una persona 8 ha dejado ó tío de vivir, es decir, que esto fuera un signo comprobante de la muerto; y como este signo es entera- mente nuevo, al ménos para mí, y que pudiera ser de utilidad en muchos casos, fijé en él mi atención y lo hice el exclusivo punto de mi estudio. Hé aquí el objeto ca- pital de mi trabajo. Concebida la idea, faltaba que lo que en mi imagina- ción existia como presunción, fuera comprobado en el terreno de la realidad por hechos palpables. Y como la experimentación debía resolver este punto, necesitaba yo hacer la aplicación del cáustico, y observar cuidadosa- mente sus efectos en los cadáveres de algún tiempo y en las personas poco antes y después de morir, así como en las que estuvieran en un estado de muerte aparente. Pa- ra ello no carecí de cadáveres de más de seis horas, y pude hacer algunas observaciones en individuos algunos minutos antes y después de morir; pero me han faltado de un modo absoluto personas en estado de muerte apa- rente, que solo el tiempo y la casualidad pudieran pro- porcionarme; he contado, además, con algunas experien- cias hechas en un enfermo del hospital (San Andrés), en un compañero mío y en mí mismo: correspondiendo has- ta cierto punto el resultado de estas experiencias, con las ideas que en mi imaginación existían. Como se verá, no es suficiente el número de las obser- vaciones que he hecho, para apoyar ó sostener las deduc- ciones ó conclusiones que de ellas resultan: básteme ex- poner mis resultados y presentar un nuevo punto de es- tudio á la experimentación tan fecunda en pruebas y resultados. EFECTOS DE LA PASTA DE VIENA. Describiré primero las modificaciones que va sufrien do la piel bajo la influencia del cáustico; las diversas co- loraciones que se van sucediendo, y las líneas que mar- can los límites de la parte atacada; en seguida expondré el órden y velocidad con que estas alteraciones apare- cen; y reasumiré, por último, en un pequeño cuadro com- parativo, las principales diferencias de acción que este cáustico produce, según que exista ó no la vida en la persona en quien se aplica. Pero ántes diré el modo de preparar la pasta y la manera de aplicarla. Se pone en un vidrio plano ó cóncavo, un poco de polvo de Viena, y se le agrega después algunas gotas de alcohol concentrado, las que basten únicamente para que, agitando esta mezcla con una varilla de vidrio ó espátula de plata, se forme una pasta homogénea. Toman- do parte de esta pasta con la misma espátula ó varilla, se aplica en el lugar en que se quiere hacer obrar, y des- 10 pues de obtener el efecto deseado, se quita y se lava la parte cauterizada con agua simple ó ligeramente acidu- lada con vinagre, para neutralizar así los efectos de la poca pasta que pueda quedar ahí. aspecto físico de la escara. En el vivo comienza á manifestarse la acción de la pasta, por un puntilleo diseminado y trasparente al prin- cipio, más y más confluente y opaco después, hasta que se confunde en una mancha de un color moreno oscuro, que pasa al negro por la permanencia del cáustico en es- te lugar algunos minutos más; después del puntilleo apa- rece una línea gris oscura como de un milímetro de an- chura que la circunsciibe; fuera de ella y afectando su misma forma y extensión, aparece otra línea edematosa; por último, á continuación de estas líneas se ve una faja rubicunda de la piel, de cinco milímetros de anchura próximamente y que tiene la misma forma que ella. Has- ta aquí termina en el vivo la acción de la pasta; y cuan- do esto, que se llama escara, se elimina por un trabajo supurativo ó de cicatrización subcrustácea, se ve levan- tarse la piel en los puntos que separan la línea gris de la edematosa. En el cadáver otro es el aspecto y color de la piel ata- cada: cuando el individuo tiene ya algún tiempo de muerto ó que la región de la envoltura cutánea en la que se aplica el cáustico está exangüe, se ve también comenzar su acción por puntos aislados de color amari- llo y trasparentes, pero que no pasan al negrusco descrito 11 * anteriormente; agrandándose y aumentándose mas y más estos puntos, se confunden unos con otros basta de- jar la piel que está debajo de la pasta, atacada unifor- memente en toda su superficie y de un color igual al del puntilleo, ó mas trasparente y clara; se puede comparar aunque imperfectamente el aspecto de esta escara, al que da una mancha de grasa en una hoja de papel; y si se corta la piel de tal modo que se pueda levantar y que en el perímetro formado por este corte, además de que- dar comprendida toda la piel atacada, quede una gran parte de la no cauterizada; viéndola por trasparencia se ve muy traslúcido el lugar en que se hizo obrar la pasta y parece conservar su estructura anterior: nuevo punto de semejanza con la mancha de grasa. Orden y velocidad con que se suceden ESTAS ALTERACIONES. Cuando en el hombre vivo se hace obrar la pasta de Viena, todos los fenómenos que hemos señalado á su acción aparecen con mucha prontitud, pues en el tiempo medido por unos diez ó quince minutos, aquellos se han verificado ya; entre tres y cuatro minutos apare- ce el puntilleo diseminado, y cuando han trascurrido cinco ó seis, este puntilleo se ha perdido, formando la mancha uniforme á la vez que aparece la línea gris; la edematosa y la faja eritematosa, poco después y casi simultáneamente. En el cadáver, el momento en que aparecen cada una 12 de ias alteraciones señaladas ya, varía mucho y está su- jeto á las deducciones que expreso á continuación. De las tablas que van á seguir, así como de las que omito en obsequio de la brevedad, es decir, de todas mis experiencias, se deduce: Que generalmente en los cadáveres, la rapidez de ac- ción del cáustico está en razón directa del tiempo tras- currido de la muerte; que en el mismo cadáver varía la velocidad de su acción según las regiones en que se apli- ca, siendo mas tardía en aquellas cuya epidermis es mas gruesa; (1) que es mas pronta en man ifestarse en el tórax ó abdomen que en los miembros, y en las regiones infil- tradas de serosidad que en aquellas cuya piel está en ju- ta y algo reseca; y que el tiempo en que comienza á ma- nifestar su acción es de cinco minutos el mínimo y de noventa el máximo. En el vivo, el tiempo en que comienza á manifestar su acción, varía también según es el espesor de la epi- dermis en la región en que se aplica, estando compren- dida entre tres y seis y medio minutos (2); pero nunca pasa este límite superior. La diferencia es capital. Reasumiremos en pocas palabras lo dicho anteriormen- te, en el siguiente: (1) Véanse las observaciones números 22, 23 y 26 comparadas con las ante- riores. (2) Solamente en la observación núin. 1 del segundo cuadro, que fué aplicado cáustico sobre una callosidad, tardó eri obrar seis y medio minutos. 13 Cuadro comparativo de los efectos que la pasta de Viena produce, aplicada en los individuos vivos y los cadá- veres. EN EL VIVO. Puntilleo trasparente al principio: menor tiempo en que aparece, tres mi- nutos; mayor, seis y medio minutos, haciéndose más y más confluente, dá una mancha opaca que es la Escara, negrusca, minutos después negra. Lineas que circunscriben á la esca- ra: gris, tumeficada y rubicunda. Exudado, lo hay sero-sanguinolento algunas veces. EN EL CADÁVER. Puntilleo al principio trasparente, puntos más grandes: menor tiempo de aparición, cinco minutos; mayor, no- venta, aumentándose en número y ex- tensión, dan una mancha de aspecto grasosa, cpie es la Escara, amarilla trasparente, ó café oscura. Líneas que circunscriben á la escara: gris trasparente; no hay tumefacción ni rubicundez. Exudado, nunca existe. Tenemos, pues, los siguientes: Signos ciertos de la vida y de la muerte dados por la pasta de Viena. Cuando el cáustico empieza á mani- festar su acción entre tres y cuatro mi- nutos, produce escara negrusca ó negra y al poco tiempo de quitarlo aparecen os círculos edematoso y rubicundo; es un signo de la vida. Cuando después de quitar la pasta aparece un exudado sero-sanguinolento, se debe afirmar la existencia de la vida. Cuando comienza su acción entre sie- te y diez minutos, produce escara ama- rilla trasparente ó café clara, sin mas círculos que el gris trasparente que se forma al derredor de la pasta; es un signo de la muerte. Cuando á los diez minutos no ha obrado el cáustico de Viena, se debe- afirmar la existencia de la muerte real Paso á exponer dos cuadros de algunas de mis prin- cipales observaciones, que fueren hechas con una pasta aplicada en forma circular, de medio centímetro á tres de diámetro y de uno á cinco milímetros de espesor. 14 p o o £ : Lugar de aplicación de la pasta. Estado y color de la piel de la région que se cauterizó. Tiempo trascurri- do desde la muer- te hasta que se a- plicó el cáustico. Tiempo en que comenzó la ac- ción de la pasta. Tiempo en que ' apareció la línea gris. 1 Tiempo total que I permaneció la | > pasta. i Color de la escara y su aspecto. Observaciones. Sexso y edad Causa de la muerte. H. M. H. M. 11. M. II. M. 1 Hombro derecho. Pálida y blanca. 0 R 0 R 0 6 0 30 Cafe claro, amarill. trasp.1 c Hombro izquierdo. Id. 0 5 0 6 0 7 0 31 Id. Este individuo án- 3 II. 35 años. Tubercu- -¡ Región esternal. Id. 0 5 0 6 0 0 31 Id. tes de morir estaba lósis. Pierna derecha. Pálida v algo oscura. 0 5 0 11 0 12 0 33 Amarillo bajo trasparent. 1 agotado y anémico. -.Pierna izquierda. Id. 0 5 0 10 0 12 0 33 Id. ti 1 H. 36 años. Afección $ Hombro izquierdo. Morena v limpia. 0 0 0 5 0 (i 0 30 Café oscuro; trasparente. 7 ) cerebral. ? Pierna derecha. Id. 0 0 0 8 0 8 0 30 Cafe claro: trasparente. 8 1 Región esternal. Id. 0 10 0 0 8 0 22 Amarillo rojizo: trasp. 9 II. 40 años. Se ignora. Abdomen. Id. 0 10 0 7i 0 8 0 22 Ménos rojizo. 10 ) Muslos. Id. 0 10 0 9 0 10 0 28 Id. 11 1 (Hombro derecho. Morena v oscura. 0 50 0 6 0 7 0 30 Amarillo rojizo trasp. 12 I Pulmonía Hombro izquierdo. Id. 0 50 0 6 0 7 0 30 Id. 13 M. 51 años. en tercer •< Región esternal. Id. 0 50 0 8 0 9 0 30 Id. 11 1 grado. Muslos. Id. 0 50 o 11 0 14 0 32 Mas claro. 15 ) Piernas. Id. 0 50 0 12 0 18 0 40 Amarillo pá lido trasp. 16 >M. 23 años. Les. orgán. $ Pies. Blanca y edemastosa. 12 0 0 7 0 7 0 30 Amarillo rojizo trasp. 17 J del eoraz. í Brazos. Sin edema, blanca. 12 0 0 17 0 20 0 30 Amarillo pálido trasp. 18 Mi. 34 años. Tétanos. j Abdomen. En descomp. cadavérica. 50 0 0 32 JJ 0 35 Puntos amarilis, trasp. En to<lo el tienqx> 19 5 Piernas. Menor descomposición. 50 0 0 33 0 35 Id. de aplicación de la ■20 1 /Dorso del pié izquier. Pálida y limpia. 20 0 0 9 0 10 0 60 Café claro trasparente pasta solo hubo al- 21 1 Dorso del pié derech. id. 20 0 0 12 0 15 0 60 Id. ganos punts, atacs. •22 | Planta del p. izquier. Blanca y callosa. 20 0 0 70 Puntos trasparentes. No hubo efecto. '23 ! H. 60 años. En el mismo Ingar. Id. 20 0 0 20 « • 0 30 r •24 f |X>1 lid idil ; Abdomen. Manch. verdos. prin. úescoin. 20 0 0 12 0 11 0 20 Café amarillo. 25 | Pierna izqierda. Pálida v blanca. 20 0 0 10 0 10 0 20 Id. 2(5 1 Calcañal izquierdo. Pálida y gruesa. 20 0 0 20 0 40 0 40 Anfárillo pálido. 27 J i Plant. de.l p. derecho Pálida v callosa. 20 0 >> 0 50 Nota. Las observaciones 6 y 7 d fueron hechas inmediatamente después de la ifiuerte. Después de quitada la pasta de la obserbacion 32, se aplieó en el mismo lugar la de la siguiente. De modo (pie realmente la pasta de la 23 tardó 90 minutos en comenzar á obrar. i? -Cuadro de los efectos que produce la Pasta de Vicna en los cadáveres- 15 s'I S £ z ® 1 T o X jr Lugar de aplica- ción de la pasta. oi x o o . o|| Principio de ac- ción, puntilleo. Aparición de la línea gris c5 B Aparición de la línea edematosa Aparición de la faja rubicunda. .á *Q E <» ST5 8 c <2) . U Coloración de la escara. Objeto de apli- cación de la pasta. OBSERVACIONES. 1 Palma de la nía- H. M. H. M. H. M. H. M. H. M Puntos amarillos Experimen- II. 30 años. no derecha. Callosa. 0. 6J >» 0. 11 trasparentes. tacion. Obró superficialmente. o Antebrazo dere. H. 22 años. cara anterior. Normal. 0. 3 0. 5 0. 7 0. 8 0. 6 Negruzca. id. 3 Id. Id. Id. 0. 3 0. 6 0. 8 0. 9 0. 8 Notara. Id. A Región lombar 11. 29 años. derecha. Edematosa. 0. 4 0. ti 0. 12 0. 14 0 11 Negra. Terapéutico. Después de quitar la pasta es- Región lombar currimiento sero-sanguinolento Id. izquierda. Id. 0. 4 0. 6 0. 11 0. 13 0. 10 Id. Id. ' Id. G H. 22 años. Puño derecho- Normal. 0. 4 1 0. 7 0. 8 0. 4 Amarilla traspa- Experimen- Obró superficialmente. Antebrazo izqui. rente. tacion. Id. borde radial. Id. 0. 4 0. 6 0. 10 0. 13 0. 7 Id. Id. Se hizo la isquemia del ante- Q j brazo. II. 50 años. Hombro derech. Anémica. 0. 4 0. 5 0. 12 0. 14 0. 15 Negruzca. Id. Minutos antes de la muerte se 9 ' puso la pasta. •' i 1 Id. Pierna derecha. Id. 0. 4 0. 6 0. 13 0. 15 0. 12 Id. Id. Id. Tara conocer cuando el cáustico comienza á manifestar sus efectos, se levanta una paite de él cada medio minuto con el dorso de un escal- pelo, reaplicándola inmediatamente después. La escara de las observaciones números I, 2, 3, 6 y 7, se eliminó por cicatrización sub-crustácea. Los cáusticos de las observaciones núme- ros 8 y 9 se aplicaron minutos antes de la muerte. El Sr. Dr. B. Sánchez y Jiménez, fue testigo de los efectos que la pasta produjo en los casos de las observaciones 8 y 9 de este cuadro, lo mismo que de la 6 y 7 del anterior. 2°-Cuadro de los efectos que la pasta de Viena produce aplicada en el individuo vivo- NOTAS. 16 Aunque podría multiplicar mis tablas, básteme las que anteceden, que comprenden los casos mas interesantes para mi estudio; en ellas se encuentran algunas obser- vaciones hechas en cadáveres de más de una hora, en personas minutos ántes y después de su muerte, así co- mo las que hice en el vivo; y solo agregaré la siguiente observación que para este trabajo se me ha comunicado. nEI dia 26 de Enero de 1881, se le abrieron dos fuen- tes á la Sra. H.: una en la región epigástrica y la otra en la hepática; el cáustico de que se hizo uso fue la pasta de Viena, preparada según lo aconsejan los autores; se aplicó sobre la piel de estas regiones una capa de esta pasta, circular, de dos centímetros de diámetro y como de cuatro milímetros de espesor; del tercero al cuarto minuto comenzó á ser sensible para la enferma; á los ocho minutos el ardor que había producido la acción de esta pasta era tan intenso, que dió origen á un acceso de histeria de forma convulsiva; y en este momento comen- zó á aparecer una línea gris de dos ó tres milímetros de extensión circunscribiendo á la pasta; dos minutos des- pués quitamos ésta y quedó una escara de color oscuro, con la misma forma y extensión que la capa del cáustico, á continuación se lavaron estas partes con agua acidula- da con vinagre, y las escaras tomaron un color oscuro mucho más intenso; á pocos momentos apareció también una línea edematosa y un enrojecimiento inflamatorio al derredor de las fuentes y fuera de la línea gris.n WI.KÁCION DE LOS EFECTOS DEL CAUSTICO V DE SUS VARIED®, Voy á intentar ahora lo que quizá es superior á mi Inteligencia y conocimientos, á explicar las diferencias de coloración que va sufriendo la piel bajo la influencia del cáustico de Viena, y á explicar también algunos de sus efectos; mejor dicho, á exponer las ideas que tengo acerca de esto. Pero para fijar mejor los puntos de mi estudio, recordaré brevemente los datos relativos á la estructura y funciones de la* piel que admiten todos los autores. La piel ó tegumento común, tejido membranoso, den- so, grueso, resistente y flexible, cubre la superficie ex- terior del cuerpo y está formada de dos capas principa, les: una externa formada exclusivamente de celdillas, llamada epidermis, y la otra interna, compuesta en su mayor parte de tejido conjuntivo, rica en vasos, nervios y glándulas, que se titula dermis, parte la más impor- tante de la piel por sus sistemas vascular, nervioso y glandular, y por ser el sitio en que vamos á encontrar la explicación de la diversidad de coloraciones de la es- 18 cara, que la pasta de Viena produce en estos tejidos al obrar sobre ellos. La primera parte de la piel, epidermis, es de poca importancia para nuestro'estudio. En histología, se la ha dividido en tres capas: una externa, puesta inmedia- tamente en relación con los cuerpos exteriores, formada de celdillas latneliformes y estratificadas, es llamada cór- nea ó furfurárea; otra mediana, cuyas celdillas son, en- sanchadas las exteriores, poliédricas las siguientes y ci- lindricas las inferiores; es la capa media de la epidermis; y la tercera profunda, de celdillas cilindricas ú ovales la que constituye la capa mucosa ó red de Malpighi. No estudiaré estos tejidos por estar desprovistos de vasos, y únicamente recordaré el grado de resistencia que ellos presentan á la acción de los agentes químicos. Se admite como un hecho de observación en la cien- cia, que resisten indefinidamente á los efectos del ácido azótico, y por un tiempo más ó ménos largo, á los de la potasa cáustica; pero aisladas las celdillas de la red mu- cosa de Malpighi, son destruidas rápidamente por este último agente, y en su totalidad las tres capas de la epi- dermis no resisten por cinco minutos á la acción de la pasta de Viena. La segunda parte de la piel, la dermis, es membrano- sa y densa, existiendo con diversos grados de espesor en todas las regiones del cuerpo: está compuesta de dos ca- pas designadas con los nombres de papilar ó superficial á la que está inmediatamente abajo de la red de Mal- pighi, y de reticular ó profunda á la que forma el límite interno de la piel. En la primera de estas capas se en- cuentran los principales elementos de la piel, tales como los folículospilosos, las glándulas cutáneas, las expansio- 19 nes terminales de los nervios que se distribuyen á este órgano, y muy especialmente los vasos sanguíneos. La reunión de todas las capas mencionadas, está reparada de los demas órganos por un tejido muy ib-jo y elástico, el celular subcutáneo. De todos los elementos que constituyen la piel, solo me fijaré en los numerosos capilares sanguíneos, en esa admirable red que forman las terminaciones de las arte- rias después de atravezar el tejido celular subcutáneo, haciendo abstracción hasta cierto punto de los otros ele- mentos que entran en su composición, por desempeñar un papel enteramente secundario en la demostración científica que busco. El arterial que acabo de mencionar, da ramos muy finos á los folículos pilosos, á las glándulas sudoríparas y sebáceas, á los glóbulos de grasa y á los músculos lisos de ]a piel, formando por su conjunto y numerosas anastomósis, redes capilares dema- siado finas en unos puntos y más amplias en otros. Una de estas redes está formada por los capilares que nutren á las glándulas y folículos pilosos, siendo profunda, grue- sa y de mayas muy finas. La otra red es más superficial, está formada, principalmente por las asas capilares, sim- ples ó ramificadas, que forman las papillas vasculares de la piel: esta capa de capilares no es realmente una red, pues las asas vasculares que la forman presentan muy pocas anastomosis, y como estas asas se han multiplica- do en este lugar, forman una especie de red que tiene por sitio la parte de la dermis, la más superficial. De modo que, si se destruyen los tejidos de la piel, proce- diendo de fuera liácia adentro, los vértices de estas asas son los primeros puntos vasculares que se encuentran y están inmediatamente abajo de la red de Malpighi. 20 En resúmen, hay dos grandes capas vasculares exten- didas en toda la piel, ó lo que es lo mismo, en toda la superficie del cuerpo, y que tienen por sitio los tejidos de la dermis, una en su límite externo y la otra en el in- terno. Conocida ya la estructura de la piel y antes de dar á conocer sus funciones, recordaré en pocas palabras el modo con que la sangre circula en este órgano, porque como veremos, en la sangre encontraré la explicación de la diversidad de coloraciones de la escara, y la de la for- mación de la línea gris y faja rubicunda. Sabido es que las contracciones del corazón son la pi in- cipal causa de la circulación genera!, y que cuando fal- tan éstas, falta también la circulación; cada sístole de los ventrículos expulsa toda, la sangra que contienen y la in- troduce en las arterias, llenas ya por la sístole anterior; la nueva cantidad de sangre que les llega introduciéndo- se en su cavidad, aumenta la capacidad y calibre de ellas por medio de la elasticidad de sus paredes; dicha elasti- cidad y la contracción de las fibras musculares que ahí existen, producen un estrechamiento'del calibre de los vasos, inmediatamente después de que el corazón ha ma- nifestado su efecto; esta alternativa en el volumen de las arterias constituye el pulso. La contracción de los vasos arteriales no se hace instantáneamente como la del co- razón; la sangre que salió de los, ventrículos en menos de un segundo, emplea para pasar de las arterias á los capilares, todo el tiempo trascurrido de una sístole de los ventrículos á la siguiente. Hé aquí el motivo por el que la circulación es remi- tente en los grandes vasos, y contenia en los capilares; solo cuando los primeros han perdido su elasticidad por 21 una enfermedad de sus túnicas, cuino el ateroma, ó que hay parálisis de los nervios vasomotores, etc., entonces la impulsión cardiaca se hace sentir aún en los más finos ramos arteriales, y la corriente, continua antes, se hace remitente. De todos modos, la sangre no cesa de atra- vezar los plexos y asas vasculares íle la piel. Las funciones de la piel son vacias y tienen cada una su importancia, masó menos grande. Me limitaré en es- tas páginas á enumerarlas, dando una suscinta idea del modo con (pie se verifican y del papel que desempeñan en la fisiología del cuerpo humano, sin detenerme en las demostraciones é hipótesis que para explicarlas han rei- nado en la ciencia. Estas funciones son las siguientes: la respiración cu- tánea, la absorción, la secreción sudora!, la secreción se- bácea y la sensibilidad. Zxz respi ración cutánea, consiste en la absorción de oxí- geno y exhalación de ácido carbónico, que todos los fi- siologistas han admitido y comprobado, y cuya supresión trastorna de un modo palpable las funciones del orga- nismo; los fenómenos físico-químicos de esta respiración se verifican de un molo semejante á los de la pulmonar, estando fundados en los mismos principios y sujetos a trastornos semejantes. Las respiraciones pulmonar y la cutánea tienen el mismo objeto, oxigenar la sangre v expulsar de este líquido el ácido carbónico que contiene: sin embargo, no es la piel el sitio principal de estos fenómenos; el pulmón es el órgano encargado casi exclu- sivamente de ellos: allí la sangre cambia su color oscuro por el rojo bermejo, allí se vivifica. La absorción cutánea, es y ha sido un asunto que ha originado entre los fisiologistas las mayores discu- 22 «iones, admitiéndola unos v negándola absolutamen- V O te otros: para aclarar este punto se ha recurrido á numerosas experiencia*, cuyos resultados bien ó mal interpretados, han dado lugar á nuevas discusiones. Sin embargo, parece probado ya que no hay por la piel penetración alguna de los cuerpos en el estado sólido ó líquido, y que cuando una sustancia se pone sobre la envoltura cutánea, solamente puede penetrar una par- te de ella, cuando es capaz de volatilizarse allí, pasando al estado gaseoso. No es mi objeto tomar parte en estas discusiones: únicamente diré que mis ideas, están de acuerdo con esta última opinión. La secreción sudoral y sebáceo, es una de las principa- les funciones de la piel; ella se verifica en las numerosas glándulas de que está provista la dérmis, por medio de la liquefacción ó destrucción de las celdillas que forman estos órganos, produciendo un líquido que tiene por obje- to; el sebáceo, dar al pelo su brillo y elasticidad normal, á la vez que engrasar la piel; el sudoral, desembarazar al organismo de algunos de sus principios excrement.iciales y oponerse á una elevación anormal de la temperatura del cuerpo, cuando éste está en un medio muy caliente, ó que hay en sus órganos una producción fisiológica de calor mayor que la que normalmente se verifica. Como la secreción de que me ocupo en estos momen- tos, es necesaria para explicar algunos de los efectos de la pasta de Viena, me detendré un momento en dar al- gunos pormenores de ella y de la situación y disposición de las glándulas que la verifican, así como de los con- ductos secretores y escretores del sudor, Las glándulas sudoríficas tienen por sitio las capas profundas de la piel, donde son nutridas por la red pro- 23 funda de capilares sanguíneos de que antes hicimos men- ción; están formadas de un tubo simple y largo, su canal escritor, plegado varias veces sobre sí mismo, y cuyos pliegues aglomerados en un solo punto, forman una es- fera ú ovoide que es realmente la glándula: su canal es- cretor atravieza en forma espiral las capas de la desmis, la de Malpighi en forma rectilínea, tomando «Lerpues al atravesar la capa media de la epidermis, una forma en tirabuzón, hasta llegar á la superficie de la piel, donde desemboca por una abertura extrecha que tiene á lo mas el diámetro de un cabello fino: los tejidos que lo rodean están bastante húmedos en las partes profundas de la piel; pero en la capa superficial de la epidermis, en la fuifurácea, están casi resecos y la albúmina de las cel- dillas se ha oxidado trasformándose en keratina. El lí- quido sudoral, ai recorrer el conducto mencionado, no disminuye en nada su cantidad al pasar las capas de la dermis y la de Malpighi; pero al llegar á las dos super- ficiales de la epidermis y casi exclusivamente en la fur- furácea, este líquido disminuye pasando al través de las paredes del tubo, para humedecer las celdillas circunve- cinas; de modo que cuarldo la secreción es normal, cuan- do no es exagerada por alguna de las causas que tienen este efecto, entonces toda la secreción se difunde en es- tas celdillas, á la manera de un rio cuando llega y se pierde en un terreno arenoso; las celdillas de la epider- mis humedecidas de este modo, dan al tacto en la piel del hombre sano esa sensación indefinible, de blandura y humedad: la evaporación de este líquido que llega á las celdillas de la epidermis, constituye lo que se llama transpiración insensible, sin que el producto de la secre- ción glandular aparezca en el estado líquido á la super- 24 ficie del cuerpo, solo cuando la secreción es exagerada por el ejercicio muscular, ó por otra causa, se presenta formando gotas en la piel del hombre, y es á lo que se nombra sudor. sensibilidad cutánea, es otra de las funciones im portantes de la piel, teniendo por órganos las espansio- nes terminales de los nervios cutáneos, y por objeto ha- cernos conocer la resistencia y forma de los cuerpos, así como su temperatura. Descritas ya brevemente la estructura y funciones de la piel, necesario es para mi objeto, decir una palabra de la composición química de la pasta de Viena, y de la manera con que obra después de su aplicación. • Está compuesta de potasa y cal cáusticas en la pro- porción de cinco partes de potasa para seis de cal, muy bien pulverizadas y mezcladas intimamente, (cuidando después de preservar esta mezcla del aire atmosférico que por su humedad la hidrataría haciéndole perder su causticidad), esto es el polvo de Viena, que uniédole algunas gotas de alcohol concentrado en el momento de aplicarlo, forma la pasta llamada de Viena. Su acción consiste, en absorber de los tejidos orgánicos el agua ne cesaría para que se hidraten tanto la cal como la potasa; además, la potasa hidratada en contacto del ácido car- bónico del aire, se combina con él y forma un carbonato de potasa que por ser delicuesente, agrega los efectos de esta propiedad á los de la cal y potasa. En resúmen, la acción de la pasta de Viena aplicada sobre la piel, se limita á quitarle una parte del agua ó líquidos hidrata- dos que contiene. Pasemos ya al objeto principal de esta parte, y véa- mos primero: por qué la pasta de Viena tarda mas tiem- 25 po en manifestar sus efectos cuando las celdillas de la epidermis están desecadas, que cuando están Tiumedeci- das; y por qué su acción es mas tardía mientras mas grue- sa es la capa córnea de la piel en la región en que se aplica. Para contestar á. las preguntas anteriores y averiguar á la vez el papel que desempeña el alcohol en estecáus tico: supongamos que aplicamos sobre la piel, ñola pas- ta sino el polvo de Vienafen tal caso las partículas que no están en contacto con los tejidos orgánicos, no ten- drán acción, porque no encuentran partes húmedas de donde extraer el agua de la que tienen avidez, estando las partículas sobre que descansan, igualmente anidras; la parte del polvo que toca directamente á los tejidos, atraerá el agua que contengan las celdillas mas superfi- ciales de la epidermis, y si éstas están desecadas, no po- drá extraer el agua de las celdillas profundas al través de las primeras, porque equivale á querer que al tra- vés de una hoja de papel bien seca, tenga acción sobre los tejidos apénas húmedos. Si aplicamos ahora el pol- vo y le agregamos algunas gotas de alcohol, ó lo que es lo mismo, si aplicamos la pasta de Viena; entonces este líquido pone en perfecta comunicación todas sus partí- culas, y las que están en la parte superior podrán muy bien extraer el agua de las inferiores, puesto que el al- cohol establece un camino directo por donde les puede llegar el agua de las partes mas lejanas del cáustico. Igual comunicación se establece entre los tejidos super- ficiales de la piel y la pasta; si las celdillas de estos te- jidos están húmedas, habrá una columna líquida de las celdillas profundas de la dermis, á las partes mas lejanas del cáustico, y éste manifestará muy pronto sus efectos . 26 pero si las celdillas están desecadas, el alcohol que con- tiene la pasta las humedecerá poco á poco, y hasta que lo estén todas (lo que tardará mas tiempo cuando sea ma- yor el espesor de la capa córnea de la epidérmis ó el de las celdillas desecadas), no puede la pasta manifestar sus efectos; una vez que el alcohol haya humedecido á los tejidos desecados, el cáustico les extraerá el agua que contengan de un modo semejante al de una esoonjaque absorbe el agua, que se coloca en su parte inferior. De este modo se explica bien, que la acción de la pasta de Viena retarde mas las manifestaciones de sus efectos cuando la piel está mas seca, ó cuando hay una capa córnea mas gruesa en el lugar en que se aplica. Para comprender por qué el cáustico obra primero en as personas vivas que en los4 cadáveres de algún tiem- po; basta después de lo que acabo de decir, recordar que en el primer caso, la capa furfurácea de la epidermis está humedecida por la secreción sudoral; que en el segundo, la epidérmis de los cadáveres se ha desecado por la eva- poración que sufre en contacto del aire ambiente, y que i» secreción sudoral no existe ya. Solo cuando la piel del cadáver está edematosa, sus diversas capas están abun dantemente provistas de líquidos, y aquí el cáustico ata- cará muy pronto á los tejidos. Cuando la pasta solo ha atacado á las tres capas de la epidérmis, las modificaciones que produce en estos ejidos deben ser iguales en el vivo y eu el cadáver, por estar en igualdad de circunstancias. Y en efecto, vemos comenzar del mismo modo la acción de este agente en uno y en otro caso, y la coloración amarillenta del pun- tilleo y su aspecto trasparente, creo que es debida sim- 27 plemente á la extracción de los principios líquidos que estos tejidos contienen. Para acabar de describir los efectos del cáustico de Viena en las diversas capas de la epidérmis. me falta decir que las celdillas inferiores de la capa média de esta parte de la piel, que están dotadas de una vitalidad com- pleta, se destruyen bajo la acción de este agente quími- co, liquidándose y pasando dicho líquido al través de la capa córnea para llegar á la pasta: quedando entonces esta hoja córnea casi despegada de las mas profundas: por lo que con mucha facilidad se desprende al quitar el cáus- tico, ó con el menor esfuerzo después de haberlo quitado. Cuando la acción del cáustico ha llegado á los tejidos de la dermis, continúa aquí verificándose del mismo mo- do que he señalado ya para los tejidos mas superficiales. Si se experimenta en el vivo, encuentra al llegar á esta parte de la piel un elemento nuevo é importante, los ca- pilares sanguíneos, los vértices de las asas que forman la red capilar superficial, cuyos conductos están llenos y atravesados continuamente por el principal de los lí- quidos nutritivos, la sangre. Detengámonos aquí un momento para interpretar lo que va á pasar. Por los efectos de la pasta, las celdillas que forman los tejidos de la piel, pierden uno de sus mas importan- tes principios (el agua ó líquidos hidratados), el volumen de las celdillas se reduce, se deforma, quizá se rompe la membrana que las forma para dar salida á su contenido líquido, y estos elementos se acercan unos á otros lle- nando el vacío que queda por su reducción de volumen. Lo mismo pasa con las celdillas que forman las paredes de los capilares; por su retracción, cada celdilla extrecha 28 sus diámetros longitudinal y trasversal; motivo por el que el calibre del conducto se extrechará, y no pudiendo acer- tarse su longitud, se deben formar perforaciones y peí- derse la continuidad de estos conductos. Los glóbulos de la sangre llegan allí como siempre, incesantemente; los vasos que son de un calibre muy corto (algunos ape- nas tienen el diámetro de uno de los glóbulos sanguí- neos ó aun menos), extrechados y deformados como be dicho, interrumpen el paso á los glóbulos, los paralizan en su incesante marcha y los ponen bajo la acción del cáustico; con ellos pasa lo mismo que con las celdillas de los tejidos: se retraen ó se rompen, y si el vaso y los glóbulos están deformes, ]a marcha de estos es imposi- ble; pero nuevos glóbulos llegan á este lugar y cmi cada uno de ellos pasa lo que acabo de decir; si el conducto está roto, la sangre saldrá por su abertura y una hemor- ragia capilar tendrá lugar; verificándose ésta ó no, los tejidos que están arriba de los vasos serán coloridos poi los glóbulos rojos ó por el líquido extraído de ellos, que estará colorido por el principio colorante de la sangre: este líquido, al atravesar á los tejidos de la epidermis para llegar al cáustico, les comunica su color rojo osen ro; la coloración de la epidermis, la extravasación de sangre y la acumulación de restos globularea, produce en la escara el color negrusco, v como la sangre no cesa de llegar á este lugar, la coloración se hace mas intensa y pasa al negro en muy poco tiempo. He aquí á mi modo de ver, cuál es la causa de la colo- ración negrusca ó negra que se produce en la escara, cuando se aplica un cáustico en la piel de una persona viva. La interrupción de la circulación en los capilares, pro- 29 duce una congestión compensatriz en los tejidos ciicun vecinos, que la. excitación que la pasta produce en los nervios de est-* lugar viene a aumentar. Esta congestión forma la faja eritematosa de que liemos hablado anterior- mente; la linea, edematosa que se produce después de quitar el cáustico, pudiera ser formada por el suero de la sangre infiltrado en los tejidos de este lugar. La linea gris que se ve al derredor (L la pasta, es simplemente el límite circular de la escara que se extiende un poco fue- ra de los de el cáustico. Cuando se aplica la pasta en el cadáver, ejerce en c'*. la misma, alteración de los elementos anatómicos deque hemos hablado ya; pero aquí no tenemos aflujo de gló- bulos rojos; por consiguiente, no tendremos los fenóme- nos que le hemos atribuido: en efecto, en el cadáver nut . ca existe el color negro de la escara; no existe tampoco el círculo edematoso ni la faja rubicunda, y los pocos glóbulos sanguíneos que ahí existen, son los que produ- cen el color café que algunas veces se encuentra; como estos glóbulos existen en mayor cantidad en los cadáve- res de más poco tiempo, encontramos en esto el por qué este color es más frecuente cuando se experimenta en las personas que acaban de morir. En los lugares donde no existe ningún glóbulo rojo ó que su cantidad es muy pequeña, el color de esta escara es el amarillo bajo, y su aspecto el trasparente, debido únicamente á que los te- jidos están desprovistos en parte de su agua ó líquidos hidratados. El Dr. N.,. á quien comunicaba yo las ideas que acabo de exponer, no estaba de acuerdo con todas; creía que el color negro de la escara hecha en el vivo, no era de- bido á la circulación sanguínea, v lo atribuía á otras can- 30 sus. Para encontrar ¡a verdad, le propuse las experien- cias siguientes, únicamente para ver si mis ideas eran falsas ó verdaderas: primera, expulsarla sangre com- pletamente por medio de la isquemia en una región cual- quiera del cuerpo vivo,4y aplicar ahí un cáustico; segun- da, congestionar otra región, y hacer en ella la misma aplicación; de estas experiencias debía resultar, que si el color negro de la "escara es debid • á la llegada de la sangre en el lugar donde se aplica ia pasta, no debería presentarse el color negro en la primera de nuestras ex- periencias, y debía hacerse muy notable en la segunda. Las pruebas están convenidas, pero no habiendo quien se prestara para estas experiencias, me sujeté yo mismo á ellas y procedimos'de la manera siguiente: Estando reunidos los Dres. N., Ignacio Maldonado y Esteban Calderón, el Sr. Maldonado me aplicó la venda elástica de Esmarch, desde la extremidad de los dedo» de mi mano izquierda hasta la región de la sangradera, para expulsar de estos lugares toda la sangre allí conte- nida é llegara nueva cantidad de este líqui- do; me quitó en seguida las vueltas de la venda que esta- ban colocadas en toda, la mano v en Jos dos tercios infe- M « riores del antebrazo, dejando únicamente las que estaban en el tercio superior: ¡a anemia era completa en la mano y antebrazo; púsome la pasta en la parte media y poste- rior de éste, obteniendo después los siguientes resulta, dos: á los tres minutos de su aplicación comencé á sen- tir ardor y picoteo en el lugar donde estaba puesta., que no fueron de mucha intensidad; á los cuatro minutos le- vantamos una parte'de él y su acción se manifestaba por varios puntos trasparentes y ligeramente amarillentos; á los siete, quitamos completamente la pasta y había una 31 escara uniforme, amarilla clara y trasparante, percibién- dose al través de ella los folículos pilosos de la piel. Es- ta escara tenia todos los caractéres de las que se produ- cen en los cadáveres de veinticuatro horas. Quitando poco á poco la isquemia y estableciéndose la circulación, la escara comenzó á tomar un color más os- curo hasta que llegó al negro; los folículos pilosos eran aún visibles, y esta parte de la piel parecía estar sem- brada uniformemente de puntos claros; á los pocos mi- nutos comenzó á aparecer una línea edematosa que ro- deaba la escara, y en seguida se marcó la faja rubicunda fuera de la línea. Estos cambios de coloración de la parte atacada fue- ron tan notables y se verificaron en tan poco tiempo, que no nos cupo la menor duda de que eran producidos por la sangre que llegaba á este lugar; además, una línea más negra que atravesaba la escara, probablemente era pro- ducida por algún vaso sanguíneo que allí existia. Con la experiencia citada bastó para convencernos, y no hubo ya necesidad de la segunda prueba. Como se comprende, son muy necesarias las observa- ciones microscópicas para apoyar todas las explicaciones de esta parte; he recurrido á ellas, pero mi poca práctica en esta clase de estudios, no pie ha permitido traducir debidamente lo que he visto; sin embargo, creo haber observado la rotura ó destrucción de las celdillas, princi- palmente en la capa média de la epidermis, y la estrava- sacion de algunos glóbulos rojos de la sangre. VALOR CLINICO, De todo lo dicho anteriormente deducimos, que la pasta de Viena aplicada sobre la piel y permaneciendo ahí un°s ocho ó diez minutos, nos indica por sus efectos de un modo cierto, si existe ó no circulación sanguínea en la región en que se hace obrar, y por consiguiente, si existe ó no ia circulación general, lo que á su vez nos ■demuestra la persistencia ó abolición de las contraccio- nes cardiacas; y como una persona está viva cuando su corazón funciona y no puede estarlo cuando éste ha de- jado de funcionar por algún tiempo, tenemos como con- secuencia inmediata, que los efectos de esta pasta nos darán á conocer la vida ó la muerte real de las personas. Compréndese fácilmente, que en el caso de que una enfermedad local impida la llegada de la sangre al punto de aplicación del cáustico, la conclusión será falsa, pero esto se evitará aplicándolo en una región sana, ó ponien- do varios cáusticos en diferentes regiones. Cierto es que en un caso de síncope, la circulación no existe y la vida sí; pero cierto es también que este esta- do no puede prolongarse mucho tiempo; que bastan al- 33 gunos minutos para que el accidente desaparezca ó la muerte sobrevenga, y que en el caso de que una persona fuera atacada por él y suponiendo que un facultativo es- tuviera acompañándola en este momento; el tiempo com. patible con la vida que durara el síncope, lo emplearía el medico en pedir y preparar la pasta, de modo que al apli- carla y cuando su acción se manifestara, la persona es- taría muerta ó la circulación restablecida; pero quiero suponer que se daba el caso de que pudo aplicarla cuan- do el accidente comenzaba; entóneos la escara seria os- cura, no aparecería el edema ni rubicundez citada, lo que indicaria la falta de circulación, confirmando el estado del enfermo; y aunque por estos signos no sabríamos si la peraonaha muerto ó nó, tendría, sin embargo el mé- dico en la escara un medio precioso para reconocer si la circulación se restablece ó nó, pues desde el momento en que la sangre atraviese de nuevo á sus conductos, em- pezará á cambiar de color, se hará negra y aparecerá la. línea edematosa y la faja rubicunda, con lo que afirmará que el individuo vive; y en caso de no aparecer estas, modificaciones después de pasar el tiempo compatible con la vida, podrá afirmar que ha muerto; perdiendo así to- das sus esperanzas de salvarlo. En un caso de muerte aparente, la sensibilidad se pier- de, la respiración y las contracciones del corazón se ha- cen muy poco frecuentes y débiles hasta el grado de no ser percibidas con facilidad, y aunque con la prolongado y cuidadosa atención del médico se puede reconocer si estas funciones se verifican ó no, sin embargo, en el caso de no demostrar su existencia, cabrá siempre la duda en su espíritu; el cáustico de Viena le quita esta duda y da la certeza que desea, siendo que en este caso (muerte 34 aparente), habrá escara negra y los círculo» tancas ve- ces mencionados; pero si hay muerte real, éstos signos irritarán y se presentarán los de la escara del cadáver. Ya demostradas las ventajas que el cáustico puede proporcionarnos con sus efectos, resta decir una palabra sobre la dificultad ó facilidad que tiene la apreciación de ellos, para lo cual diré que cuando se ha visto una vez los que produce en el vivo, no podrá uno confundirlos con los que produce en un cadáver de seis ó mas horas y viceversa; pero cuando se hace la aplicación de él en los primeros minutos consecutivos á la muerte, entonces el color de la escara y la línea gris tienen semejanza con la que se produce en el vivo; sin embargo, no son igua- les, y hay ademas una diferencia palpable y fundamental dada por la línea edematosa y la faja rubicunda: éstas existen siempre que se opera én el vivo y nunca cuando en el cadáver; de modo que sí seria de alguna dificultad reconocer las diferencias de coloraciones de la escara; creo que á nadie se le dificultaría reconocer si existe una faja rojiza ó no al derredor de ésta y decidir por ello si el individuo en quien se opera está vivo ó si está muerto. LUGAR DB ELECCION. El lugar de elección para aplicar este cáustico cuando se trate de comprobar la muerte ó vida de una persona, creo que debe ser la cara anterior del hombro y la es- terna de la pierna, pues en la primera de estas regiones se hacen muy palpables los signos que presenta en el 35 ▼ivo, y en la segunda, los del cadáver; así que aplicando dos pequeños cóusticos de uno ó dos centímetros de ex- tensión, uno en cada una de estas regiones, tendremos lo bastante para nuestro objeto. Ojalá y mis ideas, apreciaciones y descripciones no carezcan de exactitud, y no haya influido en mi espíritu el entusiasmo de la novedad. CONCLUSIONES. Ia En el vivo comienza á obrar la pasta de Viena en- tre tres y seis y medio minutos; en el cadáver entre cin- co y noventa. 2a El principio de acción del cáustico es igual en el vivo y en el cadáver, manifestándose por puntos aisla- dos ligeramente amarillentos y trasparentes. 3a La escara es negrusca ó negra en el vivo, ligera- mente amarillenta y trasparente ó de un amarillo café bajo en el cadáver. 4a Cuando el cáustico obra en el vivo, se produce una línea edematosa al derredor de la escara, y fuera de ella una faja rubicunda, mientras que faltan éstas en el ca dáver. 5a ,La circulación sanguínea es la causa de la diversi- dad de efectos que la pasta produce aplicada sobre la piel del vivo y el cadáver. 6a Si se aplica el cáustico en un cuerpo humano iner- te, y se obtiene escara negra y después la línea edema- tosa y faja rubicunda, está vivo; si la escara es traspa- rente y clara y no aparecen la línea y faja citadas, está muerto. 7* Los efectos de la pasta de Viena sirven para reco- nocer la vida ó la muerte real de una persona. Jfernanínj Joña. México, Mayo de 1881. APENDICE. Muy á propósito es recordar aquí las causas ó enfer- medades que pueden ocasionar la muerte aparente; y lo hago, copiando textualmente el párrafo siguiente que trae Uhle y Wagner en su Patología general. "Se admiten los géneros siguientes de muerte aparen- te, apoyándose sobre todo en las causas que la producen:» "Io Muerte aparente dependiendo de una enfermedad interna, como abatimiento profundo producido por la fatiga de una marcha prolongada, de un parto laborioso, algunas veces por una abstinencia muy prolongada (náu- fragos maniacos); accesos violentos de histeria; de epi- lepsia, de eclámcia, catalepsía ó letargía, forma asfíxica del cólera; formas diversas de fiebre amarilla, de peste, de tifo; tétanos, convulsiones de los niños, accesos pro- longados de asma nervioso ó angina de pecho; ciertos envenenamientos narcóticos (opio, ácido prúsico, cloro* formo, vapores de carbón.)" "2o Jfuer/e aparente por lesiones externas: contusiones violentas y extensas; grados elevados de conmoción ce- rebral, sobre todo, por explosión de la pólvora; heridas 40 graves, especialmente cuando les acompañan conmoción y hemorragia considerable; grandes pérdidas de sangre en general, principalmente en las mujeres paridas y los niños, ¡i "3o Muerte aparente dependiente de una causa espe- cífica: asfixia por gases irritantes, aquella de los recien nacidos y de los ahogados, asfixia por suspensión y ex- trangulamiento, por congelación, por el rayo, el calor y la rarefacción del aire, sofocación y abatimiento por in- troducción de cuerpos extraños en la boca ó garganta, ó por varias de estas causas unidas."-Uhle y Wagner.