' DICTAMEN DE LA JUNTA GENERAL DE SANIDAD DEL ESTADO DE SOBRE XA EPIDEMIA CHOLERA MOKm «QUE SE IMPRIME DE ORDE>í DEL ''■ *&**:'*' GOBIERNO fr^4 DEL Í"v-U?i MISMO ESTADO. CAMPECHE. Imprenta del '-Huracán: IMPRESO POR ANTONIO M, BARRERO, *¡ t¿' 1832. ./ V ¿ \ <,3> Junta general de sanidad del Estado.— Tan luego como se recibió éj oficio de V. E. fecha 29 del pasado con el impreso que se sirvió' remitir?» le lo pasó a la comisión que tenia nombrada esta junta con el obgoto de que le informase sobre *la naturaleza, progresos y demás puntos relativos al Chole- ra morbo. Esta en sesión de ayer le presento el adjunto dictamen, que* » habiendo merecido su aprobación, acordó la junta se remitiese á V. E. pa- ra que en su vista se sirva acordar lo que le parezca mas conveniente en razón de la gravedad y urgencia del peligro. Para no demorar esta interesante comunicación, me veo en la precí-í sion de suplicar á V. E. disimule el que le remita el mismo dictamen orii ginal presentado por la comisión, cuya falta de pulidez y limpieza solo puesj den disculpar la violencia y ejecución con quí se formo. Dios y libertad. Mérida 5 de Jbnio de í83¿.— José í\endoE.~« Escmo} Sr. Gobernador de este Estado. RESPETABLE JUNTA GENERAL D E 5 A N I D A D . La comisión nombrada para informar sobre la naturaleza y progreso! del Cholera morbo contajioso; la probabilidad de su llegada á Yucatán, loa Tncdios mas proporcionados á" impedir su entrada; y los recursos, que ha in- ventado el arte para su curación y para minorar su rápida estensión, pre-¡ paraba ya los materiales necesarios á fin de presentar un dictamen, que coa la claridad y esaciltud, que ecsigen materias tan interesantes las pusiese en .su verdadero puiito de vista, cuando la ecsilacidn Hel Escmo. Sr. Gobernar *lor del Estado del 29 de mayo mjs estimula á desempeñar nuestro encara go, ya que no con la perfección que deseáramos, al meaos con la proa-; titud necesaria. A mediados del mes pasado recibimos los escritos mas luminosos y a- creditados de los facultativos de la Europa, él informe dado al consejo su*- perior de sanidad de Francia y la relación de las precauciones que han to- mado la mayor parte de los gobiernos europeos, para impedir los avances de una peste, que en el espacio de quince años ha asolado el Asia, comien- za a ■invadir la Europa y amaga por último á la América. La comisión pues, habiendo tenido a la vista 1as espericncias terribles, que una triste práctica ha presentado á los sabios del otro hemisferio con mas 6 menos écsitó; y habiendo ecsaminade las diversas reglas y complicados métodos, que se han adoptado para oponer un dique en las cestas á tan feroz enemigó, ó para hacer menos funestos sus estragos, cuando por desgracia se ha introducido en un pais, ha creído conveniente indicar, lo que parece mas adecuado par ahora ii las circunstancias y á las localidades de esta península. Advirtien- do desde luego: que de nada servirán las leyes* y reglamentos mas bien sis- temados, si la irresolución, la dilación y la apática condescCTídencia impi- den su esacto cumplimiento, cuando -depende de él indudablemente la feliv ildad del Estado y la vida de cada uno de sus individuos. f Dincihnefcte podea darse una noticia; mas esacta de la naturaleza, pro- gresos y peligros del Cholera, que la que nos acaba de dar en París á media^ «ios del año pasado Mr. Alejandro Morca u de Jonnés en su informe al conse- no superior de sanidad de Francia, Encargado este sabio hace 13 años por •dá comisión sanifaria central y el consejo superior, para reunir los hechos ■que pudiesen dar ¿f conocer la naturaleza del Cholera morbo pestilencia?1, su marcha, sus- adelantos y los medios que podrián detenerlo, á estado al alcance de cuanto se requiere, para llenar tan importante como difícil eo- ■mision, y ios hechos que ref.ere soik tan. dignos de fé, como dignas de con- sideración las opiniones que emite,. Al concluir su obra después de haber probado con ios documentos mas auténticos todas sus opiniones sobre esta enfermedad, dice. a Resumiendo lodos estos hechos se encuentran establecidos por su aur ioridad los siguienlcs resultados, cuyo conoeíinicuto importa tanto alas clem- r va- rios caracteres, principalmente por la ausencia dé la bilis y por la facnlr iad de transmitirse de u;i individuo á otro, como los. contagios. 4°. íJa ■ irrupción del Cholera su trasmisión- y su propagación estaá ígugetas á condiciones análogas á las jque favorecen la importación, el des- arrollo y los. progresos- dé otras enfermedades contagiosas; estas condiciones no son bien conocidas; pero se sabe; que no son idénticamente las mismas que siguen la peste de Levante y la fiebre amarilla en sus invasiones. 5°. Un grado elevado de calor es una dé las leyes á que está su- geta la ecsistencla del. Cholera pestilencial; pues que es originaria esta en- fermedad < de. la Zona tórrida y. no se estiende sino durante la estación mas calorosa en los de la zona templada. Los fríos la hacen cesar enteramente b la adormecen; pqro el egemplo reciente de su prolongación, en la Rusia .a pesar del invierno, prueba que su germen puede concervar su actividad por mg<- dio de la temperatura artificial, que producen las estufas y el abrigo dé las pieles, 6°. La humedad de la atmósfera por la evaporación de los ma'res, ríos 6 pantanos, no es una de las condiciones para, el Cholera, que hace sus estragos en medio de los arenales de la Arabia y sobre las mesas cal- careas y secas de la Pérsiá, igualmente que en las islas del oeceano indio y en los. deltas pantanosos de la Asia y de la Europa. (5) 7^. la altura de los lugares no le detiene y aunque su actividad sé minora ruando pasa las grandes cimas de las montarías mas elevarlas del Asia, ha desplegado sus sintonías ton no menor- violencia en medio dé la alia región del ¿iré, que en las ciudades marítimas-q-tie yacen, casi al. nivel del occéano. fr0. La-s-localidades- parece que rVo egercen poder alguno sobre su importación y desarrollo, pites estalla cmi la misma furia después de haber atravesado los mares, conducida por los navios mercantes; ■' y los desiertos acompañando á- las caravanas; desplega los mismos síritt.niíis en las islas del mar de las Indias y al pié de La cordilleras de Himalaya, en los -llanos .a- ■ renesos del Yemen, s-nhre los cimas vckámcas dé. la Isla de Francia y de Borb'on en ios para su os de* los tai t^r: creta como la saliva hidrofóbica, Ja vacuna, y la pústula virolenta, rto sabe- mos tampoco sino imperfectamente como se adquieren un gran número de en- fermedades contagiosas muy comunes: y por ejemplo, aun han muchas da- das sobre el modo con que se pega la sarna. ,l5. Los métodos curativos que se han empleado para impedir la ac- ción ..morlifcra-del Cholera se 'han.multiplicado prodigiosamente; pero todos son empíricos, inciertos y las .mas veces insuficientes. Por el -contrario se obtienen .constantemente los mas felices resultados de las ¡precauciones sa- nitarias que previenen sus ataques 6 impiden sus progresos. 16. La jnortandad causada por ef Cholera varia ¿mucho según los tiempos y 'los lugares sin que se pueda descubrir la causa, pues su princi- pio -concerva en todas partes la misma fuerza, y mala algunas veces en me- nos de dos fieras a los individuos que ataca en los mismos lugares en dor*- de sus destrozas comunes son muy limitados. Casi nunqa hace perecer me- nos de un tercio de los enfermos, generalmente destruye mas de la mitad y muy frecuentemente- las .tres quintas partes, los dos hercios y aun á veces de siete enfermos seis. i j. El Cholera contagioso no es como la viruela en nuestros climas una especie de pesie domestica, cuyas victimas son atacadas a la sombra de sus hogares: es una gran calamidad publica, que se enlaza con todos los movimientos sociales y que esparce en todo el pueblo el terror y la cons- ternación. Cuando se acerca, los búqires desaparecen en desorden, los egér* citos se ponen en fuga corno después de una derrrota: abandonan los sobe- ranos sus palacios, la población entera deja las ciudades y ios puebtos, y se refugian á las montañas y á los bosques. Su nombre solo obra en todo el oriente cuál un formidable talismán. Quedan desiertos los serrallos de Iqs príncipes, los almacenes de los comerciantes y los templos de los sacerdo- tes. Su poder se estiende sobre los sucesos políticos y las empresas mili- tares: él obligo á los persas á levantar el sitio de Erzevoutn y á hacer la paz con los otomanos: ha perseguido á los ejércitos ingleses cu la guerra contra Holkar y en las campañas contra los Birmanes; el terror que inspi- ra ha alejado del célebre templo de Jagrenah á los peregrinos que eu nu- mero de un millón y doscientos mil le visitaban antes cada año, siendo hoy ian pocos que no bastan para arrastrar el carro colosal de los ídolos. La mortalidad que causaron sus irrupciones en las Molucas y en Jaba ha dis- minuido de tal modo los productos de estas ricas colonias, que sus gastos esceden hoy á sus rentas; sus desolaciones en la China han disminuido de un modo ruinoso el coieercio rusa, eu la gran íéria de Kiatchta y ellas han sijfjo las que desorganizando en -el año pasado las provincias del imperio ru- so, pie pararon los reveces de sus egércitos y l» penuria de su hacienda. i ti. La rapidez de los progresos del Cholera es mucho mayor que la que han tenido las demás uuíennedades contagiosas, que se concervan en la me- moria de los hombres. iq. El ha sido conducido al través de los mares de un país á olro por medio de los navios de guerra y de los buques mercantes-basta la dis- tancia de mil y quinientas leguas <\e\ punto de su salida. .20. Ha penetrado lo interior de los continentes por lascomUDicacÍQ-* 2t. Ha pasado con los viageros, las 'ropas y las caravanas por ios Cai- tes y el Cáucaso, que son de las mas altas cordilleras de nuestro hemisferio. ^4 Finalmente en catorce años se lia estendido sobre un espacio, de 225o leguas de norte á sur y de 2000 de oriente á occidente. 3o. Su csténsion debe ser proporcional■ á la estension y rapidez de ías comunicaciones que la propagan y por consiguiente su actividad mortí- fera Crecerá* á medida que invada los paiíres civilizados en dónde 1as comu- nicaciones entre los hombres-se aceleran y* se aumenta* en^ razón, de- los a- delantos del estado sacial.. 33. Sin^ embargo,, como el Cholera se propaga únicamente"por comu- nicaciones que la-previsión hum?na no es imposible pueda conocer, limitar ■o impedir,, debemos confesar que es menos- temible esté- azote; qué lo sería si, como han pretendido algunos, fuese su. causa un principio mortífero, que ecsisliese en el aire atmosférico; porqrie entonces en*logar de atacar solamente á los hombres espucstos á su actividad; 'por sus relaciones con a- quellosque ya lo padecieron, ataeísria indistintamente á toda la población y na- die podría sustraerse á sus perniciosos efectos-" Hasta aquí Móreau de Jónnés. Se sabe,, que después de publicada su preciosa^ obra; el Cholera ha Invadido á lá Inglaterra centro del mundo co- mercial^ que probablemente esparcirá conducida en^ sus embarcaciones lá se- milla de esta peste por todo el orbe entero, siendo bastante con queen uno solo de tantos puertos, de la América prerrdá y retoñe,, para que esténdién- d,pse por'todo el nuevo continente le haga participe de la suerte del'antiguo. No hay-pues que esperar mas tiempo para adoptar medidas serias sobre la cuarentena, á que deben sugetárse todas las embarcaciones* que arríbende ía Europa á nuestras costas; pues es imposible en la aislada sitiíacion, que ocu- pamos-, saber con la debida anticipación cuales son los puntos infectados y que acaso recibiriaroos la noticia de la irrupción- del Cholera en el puerto de don- de procediese el buque á la vez*que su mortífera esperiencia. La prudencia ec- sige sin embargo: que con los barcos procedentes-de las Antillas, del Norte- América -y» de los^puertos de la república en el oeeeano, se egerza un.'r cuaren- tena menos rigorosa a no ser que desgraciadamente se supiese" de positivo, ha- bía sido alguno de ellos invadido por el funesto Cholera. Es cierto que hay leyes que rigen sobre el particular. La pinta en su primera sesión previno se les debía, dar ecsacto cumplimiento; pero es preciso sacarlas>del olvido y desuso en que el trascurso de los tiempos las tiene su- mergidas;; imprimirlas y publicarlas de nuevo;- enmendar los defectos que pue- den tener si se compara la época de sü dación con el sistema actual y lá ci- vilización del siglo. Es precisa darles vida señalando los lugares apropósito para la- cuarentena y asignando los fondos para los gastos indispensables. No es el mar solamente la-puerta' que- debemos guardar para impedir la introducción- del Cholera,, muy mas amplias son las entradas que se lé pro- porcionan por la linea terrestre divisoria de los establecimientos- ingleses en vValis: sus relaciones directas y frecuenten con la Gran Bretaña y el con- trabando escandaloso y continuo con este Estado pueden servir dé una rá- pida escala ^ al contagio'mortal, por los mismos puntos que hasta ahora han servido para defraudar á la hacienda pública, logrando introducir clandesti- namente no ya salo sus. mercancías diño con ellas la desolación y la muer-? te..¿Pi'ro está c« nuestras1 facultadas evitar tan eminente peligro? ^Hab reme- didas que consigan un é.scito feliz contra la peste-cuando no -surten efectos las que ha dictado el G >!>ierno contra la introducción de mercancías sin pagar los derech >s? A nosotros no toca .decidirlo. La junta cumplirá con exponer el pejigro y c! Gobierno empleará todos los recursos qc»e se hallan a* su alcance para evitarlos; c-uajido ,no se trata ya solameute de los intere- scs.del Esta do* sino de la ínnestlmablc vida ¿de los ciudadanos. As: corno úitexeptar la camuuicacion es el remedio mas seguro para imped:r que se propague el Cholera, asi es lo mas difícil lograr esta incomu- nicación aun en los Justados xnejor ^gobernadas, y tristes espcriencias nos han hecho .ver burladas las mas rígidas prevenciones; es necesario por lo mismo no fiarnos únicamente.ocn las medidas.para impedir la irrupción del mal, suio organizar al mismo * tiempo con anticipación los recursos, que pned» prestar el Estado, para aliviar en lo posible el mal que acaso no podrá im- pedir, y que el pueblo *al menos encuentre ausilios, consejos y asistencia, las autoridades y los fceultativos un orden establecido; y que unas y otras puedan ausiliarse mutuamente en la .difícil y penosa faena que va desde á- hora lemen. Esta organización no se -presenta tan fácil por la eseaséz de recursos y de facnlialivos y por lo atrasado de la civilización en gran parte del Es- tado; sin embargo él celo del Gobierno y los sacrificios de los particulares vencen alguna vez y se sobreponen á todas lasxllficuitade-s; nadie quiere ser menos en una empresa benéfica, si un gobierno paternal se pone ?i la cabeza y.sllas autoridades subalternas autorizan y sostienen las providencias sanitarias. No con otro abjeto se ha instalado esta junta general de sanidad, ásemejanr za de Jos diversos establecimientos que con varios nombres vigilan sobre la salubridad blica que va á atacar en su cimiento las. rentas del Esfcado- de las que las principal es-la contribución directa, disminuyendo la población,, no debeír es- casearse los gastos-y asignar las dotaiones que- deban disfrutar. La junta, general de sanidad á, propuesta, de las. comisiones aprobará es»- tos gastosi Para el areglo- de- las leyes, sanitarias- seria- conveniente se agregase íl la- comisión alguno de- los Magistrados del Estado. En. consecuencia dé estas reíléci'Ujes la comisión opina que- las instruc-' ciónos par-a el Cholera insertas en el N. ° 2oí>-del Mercurio de-Nueva-York que reniüio el Escmo. Sr. Gobernador á cíia junta, general deben pasarse á. las comisiones in.-iinuad.as para que- acoinoda-íidolas* á las, circunstancias costutn— lw<\> y localidadi-s de este Estado puedan- tenerlas presentes al tiempo de es- tenrlrr los métodos- cíe que lienms. hablado remitbudo á S. E- copia de este dictamen q de la resolución, que sobre él recaiga La precipitación con que se ha formado este informe hará que V. S. disimule- las faltas- en que acaso habrá incurrido la comisión, pues ella es- tá persuadida de que la- mayor que debia evitar es la de dilatar las-medidas enérgicas y, egecutivas contra una calamidad que puede-invadir ij asolar de un instante a* otro al Estado, cuy ai prontitud no cree podrá lograrse de otro modo que con la aprobación del. proyecto que presenta á la deliberación de [V/S. en los artículos siguientes. (xo) peche con el obgeto de proponer "al Gchierno todas hs mecidas que crean conducentes á impedir la introducción del Cholera morbo cu el Estado y sus progresos en el triste caso que llegue á introducirse. Art. 2°. Cada comisión se compondrá de tres facultativos y un se- cretario que no sea facultativo. Art. 3o. Podrá llamar á su seno y pedirles los informes que crea con- velientes á los individuos del. Estado que por sus luces y conocimientos pue- dan coadyuvar a' tan filantrópica empresa. Akt. 4°- Cada comisión vigilará muy especialmente en los partidos que le demarque el Gobierno. Art. 5°. Cada comisión rendirá cuentas para su aprobación ¿o las can- tidades que asigne el Gobierno para este obgeto á la junta general de sa- nidad. Art. 6o. Igualmente se pondrán de acuerdo sobre los métodos'"preserva- tivos y curativos del mal , que deben remitirse á las poblaciones donde no liay facultativos. Art. iv. Propondrán un individuo para su secretario al Gobierno quién le asignará la dotación que deba disfrutar durante la existencia de b¡ comisión. Art. 8o. Los secretarios cstendrrán los dictámenes y acuerdas de las comisiones los reglamentos, métodos é instrucciones, que puedan pedirse y ii remitirse á las comisiones; llevarán la correspondencia con el Gobierno junta de sanidad y corresponsales de los partidos. ^ Art. 90. Ambas se pondrán en comunicación á fin de proponer las re- formas necesarias á las leyes sanitarias vigentes de acuerdo consuno de los "Magistrados del Estado que voluntariamente quiera prestarse á esle servicio. Art* 10. La comunicación del Escmo. Sr. Gobernador del Estado á, que acompaña las instrucciones sobre el Cholera insertas en un periódico de N. York pasaron á la comisión permanente de INIét ida. Art. ii. Se remitirá á S. E. copia de este dictamen y de la resolu- ción que sobre él recaiga para su superior aprobación. Dios y libertad. Mérida 4 de junio de i83¿.— Dr. Alelo Dancowt.^ Dr. Juan llúbbe*- / I ¡i- se