fjrNJ-f¿>/?/v'- r- >v ^'a ¿i2' <£$*> ^' ^4- ' ^ ^ s'} ¿''> Y<0 (C¿0) fe*3) '?:,'JJ ^-* l>--^ >/ - n , J " ^ e -vko e^Lo cv-ri-o c^lo -*cviio oJi/3 oJio.c-iJptu:v j NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE Bethesda, Maryland Axft 0-i) DEL CONSEJO SUPERIOR somas LA FIEBRE AMARILLA. Se imprime de orden del Supremo Gobierno. MÉXICO. Imprenta de J. M. Lara, calle de la raima num. 4. 1854. a mü x vj? -^!>^>^>o y los dolores de los lomos aumentan de intensidad, son mas frecuentes y mas abundantes las evacuacio- nes, primero de materias líquidas ó viscosas, después amarillas, verdosas y sanguinolentas, y por último, ne- gruscas; en una palabra, semejantes á los que se arro- jan por la boca; la cara no está tan colorada y aun mu- chas veces está pálida, presentándose generalmente en este periodo el color amarillo de la piel; si duerme el enfermo, molestos desvarios interrumpen su sueño, los pulsos se ponen mas lentos y raros. Cuando el enfermo ha llegado á este segundo perio- do, se necesita mas circunspección en los medios cu- rativos, y por lo mismo solo aconsejaremos los mas sen- cillos, y con los cuales se pueden combatir los sínto- mas principales. Para calmar la sed, se tomará por bebida vinágrate en agua simple, á cucharadas, si las bascas ó vómitos son muy molestos; á pozuelos si los vómitos fueren menos. Para los dolores de los lomos y piernas, frotaciones con vinagre alcanforado. Para la postración de las fuerzas ó suma debilidad, lavati- vas con dos pozuelos de cocimiento de quina y dos cu- charadas de aceite alcanforado. Para el enfriamiento de la piel, frotaciones secas con un pedazo de lana, si- napismos á los muslos, pantorrillas y pies, ó friegas con aceite alcanforado, seis cucharadas, mezclado con media cucharada de álcali. Debe advertirse, que el método curativo anterior es para las personas adultas; por consiguiente en los ni- ños ó jóvenes, las proporciones ó dosis de las medici- —17— ñas, serán comparativamente, según la edad que ten- gan. En cuanto á la dieta, debe ser rigorosa hasta que el enfeimo entre en convalecencia, por cuya razón solo se dará, cuando mas, atole en pequeñas cantidades y caldo de pollo, cuando sea grande la debilidad. H. Matamoros, Noviembre 2 de 1853.—Manuel Or- tega—Antonio La fon.—Miguel Tovar. 76--A