NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE Washington Founded 1836 U. S. Department of Health, Education, and Welfare Public Health Service BE Z^ FIEBRE EPIDÉMICA Ó ENDÉMICA, REMITENTE PÚTRIDA, PETEQUIAL T CONTAGIOSAr OBSERVADA EN ESTA CAPITAL POR /-, el D¿?» D. An^cleto Rodríguez Arguelles, Primer Profesor Médico-Cirujano Jubilado de la Real Armada, QUE RENDIDO DEDICA AL EXMÓ. SEÑOR D. FRANCISCO XAVIER VENÉGAS DE SAAVEDRA, RODRÍGUEZ DE ARENZANA, GUEA1EZ, MORA, pacheco, daza y maldonado, Caballero del Orden de Calatrava, Teniente general de los Reales. Exércitos, Virey, Gobernador y Capitán general de esta Nueva España, Presidente de su Real Audiencia, Superinten- dente general Subdelegado, de Real Hacienda, Minas, Azogues y Ramo del Tabaco, Juez Conservador de éste, Presidente de su Real Junta, y Subdelegado gene- ral de: Correos en el mismo Reyno.. CON. SUPERIOR PERMISO.. D.. Mariano^ José de,, .^Jjptíjjjg^ -y Qáti^e,--_r. ros, año de i8h£1j'^::Jv En México: Por ros, año de i8üi^1J'^: JÜti 10 1839 ^ Exm& Señokv fL. bien de la humanidad, y servir en el modo que pueda á la Patria, son los pode- rosos motivos que me han obligado á dedi- car á V. E., y si es de su superior agrado r dar aí Publico baxo su respetable nombre y patrocinio T este Tratado de la Fiebre epi- ríémica ó endémica, remitente pútrida, pe- tequial y contagiosa, que de algunos años á esraparte he observado en esta Capital en ios eíifermos que se me han confiado y he dirigido. En él expondré las señales que la dan á conocer y anuncian -su éxito, sus cau- sas y el método curativo mas suave, benig- no y eficaz, qpe hasta ahora he /experimen'- tado, el-que probabletpente podrá convenir para las calenturas que se padecen en algu- nas poblaciones de tste Reyno que tengan el mismo genio. "^^ ^; Este mécodo?lestá apoyado en las sa- bias máximas d^l Padre deia Medicina, y en la sólida práctica, en muchos puntos ori- ginal, del insigne DoC-tí^tnoderno Guillermo Callen, primer Médico del Rey de Ingla- terra en Escocia, y Catedrático de Medici- na práctica deja Universidad de -Edimburgo. Si la Milicia y la Política son deudo- ras á V. E., séalo también la Medicina, co- mo ya ha empezado á experimentar en este Reyno^. promoviendo y autorizando V. E. con su presencia el interesante descubrimien- to filantrópico de la vacunación-, pertene- ciente á esta ciencia: ciencia recomendada por Dios en las sagradas Letras, honrada por los Reyes, que es el apoyo de las Mo- narquías , y por último de la salud pública. Si yo ahora estimulado de los favores con que poco hace la bondad de V. E. se ha servido honrarme, me dexára llevar de los sentimientos que me inspiran, y del dilata- do campo que me suministran las virtudes chrikianas, morales, militares*y políticas de V. E., su zelo del bien público-, su clemen- cia y amor á la humanidad (como- tiene acre- ditado en los: vastos y distinguidos, cargos que S, M. le ha conferido, ya de General de los Exércitos, ya de- Gobernador d!e-Cádiz en la Península, ya en fin de Virey y Capi- tán general de esta N. E. en los tiempos-mas difíciles de la Patria, añadiendo cada dia en todos ellos nuevos blasones á &m armas) podría formar un elogio muy dilatado, pero el justo recelo de ofender la modestia de V. E. me impone silencio. Solo me resta pedir al Todo poderosa 2. prospere la importante vida de V. E. mu- chos años para la felicidad de estos precio-1 sos Dominios de nuestro amado Soberano el Señor D.Fernando Séptimo, que Dios restituya á su Trono, México Enero 4 de 1811. EXMÓ. SEÑOR. B. L. M. de V. E. su mas atento y reconocido Servidor, Dr. Añádelo Rodríguez Arguelles. DICTAMEN DEL REAL TRIBUNAL DEL PROTO'.MEDICATO. t Exmó. Señor. =E1 Opúsculo que á V. E. presen- ta D. Anacleto Rodríguez, deseoso de dar á luz sus co- nocimientos prácticos en el manejo de la fiebre pútrida, lo pasó este Ttibunal sucesivamente á dos Profesores, quienes por sus achaques no lo vieron bien, y se hizo preciso para que no sufriera tan larga demora su censu- ra traerlo á su examen, el que en efecto se ha hecho con la debida reflexión á fin de que la humanidad do- liente pueda ser socorrida con el método que propone su Autor. Entre las muchas fiebres que hay en México, quiere Dios no sea la pútrida tan común, aunque algu- na vez la de otro carácter degenera en ests, y que quan- do se observa, los Profesores diestros, á pesar de la ma- lignidad que trae consigo, la ataquen con los auxilios correspondientes. Los que Ü. Anacleto Rodríguez aconseja en su Tratado son tomados de los mejores Autores de Medici- na, pero tan delicados en su uso que solo puede hacerlo quien exactamente conozca la enfermedad y el tiempo oportuno para su aplicación, por lo que á las reces des- confiando aun éste de sí para el acierto, consulta y qües- tiona, pues que de aquella pende el feliz ó adverso éxito de la enfermedad. De esto se deduce que el conocimiento fiel de la fiebre punida y la dirección del método curativo que propone el Autor del Opúsculo no es para el pueblo ru- do, sino para el Profesor hábil y práctico que sabrá adelantar, posponer y graduar las medicinas indicadas de modo que aprovechen al i .tciente y gloríen al Profesor. Por conducto de éste solamente podrá usarse del Tratado que presenta el expresado D. Anacleto, así como de otras obras de conocido mérito que tenemos en la Ivlcdicina , porque aventurar tan delicado manejo al antojo de los ignorantes ocasionaría ciertamente mas daño que utilidad, en cuyo supuesto, si así se previnie- re por Prólogo del Opúsculo, no halla embarazo este Tribunal en que se publique, si así le pareciere á V. E. Dios guarde á V. E. muchos años. México Ma- yo 13 de i8n. = Exmó. Señor. = Dr. y Mió. José Ig- nacio García Jove. = Dr. Juan Antonio Vicuña y Men- doza. =Exmó. Señor D. Francisco Xavier de Venégas. PRÓLOGO. C . " *".■ ^s onsiderando que muchos Individuos de esta Capi- tal'quando sean acometidos de esta calentura podrán carecer de auxilios médicos y peligrar, he creído hacer un'servicio al Público (siguiendo la-doctrina de los. Au- tores propuestos) dando á conocer en este Tratado el carácter de esta calentura, cansas, éxito y método cu- rativo, de un estilo claro, fácil de entender y dictar su* administración por los Señores Párrocos y^ otras perso-? ñas de una regular instrucción. f. ?{,-.- Este método está acomodado en cantidades, llo- ras y demás circunstancias á arribos sexos, á todos tem- peramentos, edades y estados déla vida según el cli- ma, sensibilidad y naturaleza de estos habitantes. El encomendar la curación á los Señores Pár- rocos y otras personas, se entiende para aquellos suge- tos ó lugares que no puedan tener Médico, pues habien- do proporción lo mas prudente y acertado «era llamar á un Profesor acreditado de los muchos que (vme esta Corte, y entregarle á él la dirección del enferma y ma- nejo de los remedios. Si yo no me engaño, quando no en todos, en" Ja mayor parte de los enfermos, empieza esta calentura por una intermitente bastarda, siendo en unos cotidiana, en otros terciana doble, triple &c.$ de aquí las anomalías y obscuridad en los principios para conocer su genio. Des- pués de cierto número de accesiones pasa á continua, y entonces es fácil conocer su carácter: en otros es conti- nua desde los principios. Como en todas estaciones he visto repetir por 3 algunos años con el mismo carácter esta calentura, ya con mas 6 menos gravedad, sin distinción de sexos, edades ni clases, me ha parecido por tanto ser endémi- ca. Se llama tiphus petequial, y es una variedad de la que describí y publiqué en esta Capital el año de 1804, con el nombre de calentura amarilla ó vómito negro que se padece en Veracruz y muchas Islas de esta América, con la diferencia de no ser esta de que trata tan aguda, ni traer el aparato inflamatorio de estómago y vientre, que con tanta freqüencia acompaña á aquella aun desde los principios, y que hace inútiles los principales reme.» dios que en esta son tan saludables» Ahora suplico al Lector imparcial disimule mis defectos por sola su benignidad, y na por mis excusas*. Pág. i. Señales que dan á conocer esta calentura, JL/as señales que dan á conocer esta calentura son las siguientes, En algunos enfermos se presenta con aparien- cia de catarro, y tal vez puede tener algún origen de él 5 en los primeros d"as se siente debilidad y falta de fuerzas, ua ataque casi insensible de calentura, notada por un calosfrió ligero y por remisiones cortas, calor aumentado, calentura no muy alta, que tiene un aumen- to al medio dia y otro mas grande á la noche, pero por ía mañana y tarde baxa; el pulso es freqüente, pero blando y .decaído en los mas 5 en algunos es lleno y du- ro,'dolor de cabeza, turbación de ideas, encendimiento de rostro en los jóvenes y robustos, la lengua blanca y húmeda eí los mas, en algunos amarilla y seca, sed, basca ó vómito; en otros dolores de huesos y sudores de medio cuerpo arriba, inapetencia, estreñimiento, do- lor y tensión en el vientre. Algunos de estos síntomas suelen variar ó fal- tar, pero los constantes son la debilidad, el dolor de ca- 9 beza, la turbación de ideas, la sed, la inapetencia, la lengua blanca y húmeda y la calentura del modo refe- rido. Por lo común estos síntomas son moderados basta el sexto ó séptimo dia, desde este en adelante la calen- tura y demás síntomas crecen, aparecen las petequias encarnadas ó moradas en la espalda, y sucesivamente en el pecho y extremidades se manifiesta el delirio, el co- ma vigil, el sopor &c, 2. Como en la primera semana los síntomas son suaves, algunos enfermos dudan de su gravedad, y di- fieren los auxilios espirituales y médicos, muriendo al- gunos el nueve ó el once, haciéndole todo con precipi- tadrJn'', lo que se ha de tener presente para advertirles el riesgo y que no pierdan tiempo, y obedezcan al Di- rector ó Médico desde los principios., r Si se sigue el;método curativorque expondré^ y no se turba la naturaleza con remedios, estimulantes; é intempestivos, casi siempre se termina esta calentura en salud el dia catorce, prolongándose alguna vez hasta el diez y siete y veinte'y-uno 5 en.toda;su carrera se notan con claridad los días índices y críticos de Hipócrates, á saber: el 4, el y, el 9, el 11, el 14 &e., tanto en,el pulso como, en otras funciones, y en las evacuaciones biliosas de vientre moderadas, como en las orinas abun- dantes y cargadas ó con nubécula, y en el sudor ó. tras- piración moderados y generales, especialmente elidía ca- torce h Señales que anuncian su éx¡ta>. ^v j U ■ -^ -«V . ^^.^'¿ ..§ J\ pulso lleno, vigoroso, blando é igual, lo mismo „ lo baxo d* la calentura, el mayor-vigor del cuerpo, la. diminución ó cqsacion del dolor del vientre, de las pe- tequias , del dolor de cabeza, delirio, sopor, sed, buel- ta graduada del sueno, sordera, y el irse limpiando-la lengua por grados hasta ponerse roxa son señales salu- da bles ^ Quando la calentura es de mal carácter, ó le* que es mas, si el enfermo avisa tarde ó reusa tomar los remedios en toda su extensión, la calentura sube y to- dos los síntomas se agravan: el pulso débil y frequentí^ la falta de fuerzas, la.situación boca arriba, el vientre elevado y con dolor, las evacuaciones de vientre líqui- das é involuntarias, la soltura de la orina, la dificultad de respirar, las petequias líbidas, la lengua árida ó ne- gra, la sed extrema, el rostro pálido ó morado, el deli- rio ó sopor constante, el salto de los tendones y la tra- bazón de quixadas son todas señales malas, é indican. gran peligro ó muerte» Causa próxima. JL/a causa próxima de esta calentura como de todas las demás ( siguiendo el citado Cullen ) reside en el sis- tema nervioso, como que este es el centro y origen de todos los movimientos del cuerpo. .'. ' ; Para comprehender el mecanismo de la causa ' próxima es menester hacer atención á que todas las cau- sas remotas ó las mas principales de esta calentura son de una potencia sedativa, las que aplicadas al sistema nervioso disminuyen la energía de cerebro; por conse- qüencia producen la debilidad en todas las funciones, y con especialidad en la acción de los vasos pequeños y capilares-de la superficie del cuerpo. Sin embargo tal es al mismo tiempo la naturaleza de la economía animal que esta debilidad y atonía se hace indirectamente un estimulante para el sistema sanguíneo. Este estimulante "ayudado de la acción del frió y del es-pasmo que la acompaña, aumenta la acción del corazón y de las ar- terias mayores, y permanece, de este modo hasta que haya podido restablecer la energía del cerebro, comuni- car esta energía á los vasos capilares, reanimar tu ac- ción, v sobre todo destruir por este medio su es-pasmo. Disi;.;?.do ya el es-pasmo, el sudor y todas las otras señales de relaxacion de los vasos secretorios se mani- fiestan. La observación atenta de la mayor parte de los fenómenos que presenta esta calentura desde su princi- pio hasta su fin, no dexan la menor duda que son efec- tos de la falta de energía en el cerebro. La causa de la calentura obra inmediatamente en el sólido vivo: la tendencia á la putrefacción ó quales- quiera otra mutación que se advierta en los líquidos es efecto del daño que recibe el sólido; así no hay razón para creer que la terminación de la calentura depende de la expulsión de la ma eiia morbífica', por consiguien- te no se debe mir,»r el estado de la cólera, que con tan- ta freqüencia acompaña á esta calentura como la causa de ella, sino como un j circunstancia agravante, que la acompaña accidentalmente por razón del calor, del cli-* nía, estación, temperamento del enfermo, y estado en qi e se hallan las funciones del hígado. Causas remotas. I JL-/as causas de esta calentura, segun-ías mejores ob- servaciones, son: las exhalaciones de las lagunas, pan- tanos y demás parages húmedos, y las aguas estanca- tías y corrompidas. Estas exhalaciones se hacen mas perniciosas si se mezclan y combinan en la atmósfera con los vapores pútridos que se elevan de los matade- ros inmundos, cementerios mal construidos, ó que no se entierran bien los cadáveres en ellos, y de los lugares en que habitan mas personas que pueden contener, co- mo en algunos de los hospitales, cárceles, casas de ve- cindad &c. 5- Estas exhalaciones y vapores obran con mucho poder en las naturalezas no acostumbradas y ya predis- puestas ó debilitadas por otras causas, como pasiones de ánimo, trabajos mentales y corporales, intemperie cáli- da, fría y húmeda sufrida por algún tiempo, escasos y malos alimentos, exceso de éstos y de licores espirituo- sos, la falta de aseo en las personas y vestidos, de lim- pieza en las habitaciones y calles, especialmente si se ponen á secar en ellas al ayre libre las materias corrom- pidas de las targeas y otros parages semejantes. La extindon de algunas de estas causas, si fuese posible, podrá precaver esta calentura, ó á lo menos hacerla menos freqüente y menos peligrosa. Método curativo. JL/uego que algún individuo se sienta herido de la ca- lentura se meterá en la cama, y se le dará la bebida si- guiente. jR. Crémor tártaro una dragma, vino emético una onza, para los débiles media, y cinco onzas de agua común todo mezclado. De esta bebida bien meneada con cuchara de madera se le dará al enfermo una cucharada mezclada con medio posillo de agua común , bebiendo encima otro medio; á la hora y media se le dará una taza de caldo ó atole, y á la hora y media de éste otra cucharada del mismo modo, y así se va siguiendo todo el dia hasta las nueve ó diez de la noche, que cesa la bebida y sigue el mismj alimento cada tres ó quatro horas hasta el otro dia que se empieza del mismo modo. Esta bebida se continúa hasta que el enfermo 6. haya hecho tres ó quatro vómitos regulares, ó algunas evacuaciones de vientre moderadas. Los vómitos se ayu- darán con una regular cantidad de agua tibia. Estos vo- mitivos se deben dar en menores cantidades á los niños, y.con mas precaución á las embarazadas, quebrados y enfermos del pecho, ó lo mejor será no darlos con el fin de hacer vomitar, sino de mover el vientre suave- mente, lo que se consigue dando pequeñas cantidades en la misma agua común alargando las distancias. Luego que los enfermos hayan vomitado con las cucharadas de la bebida arriba referida, ya no se debe dar una cucharada sino media ó menos, desbaratada en el medio posillo de agua, solo con el fin de promover en los siguientes dias un suave sudor ó traspiración. En lugar de esta bebida se puede hacer uso de una disolución de dos granos de tártaro emético en me- dia ó una libra de agua común, dándole al enfermo dos, tres ó mas cucharadas cada dos horas con las mismas distancias de los alimentos, y todo en los mismos térmi- nos que Ja bebida anterior, hasta conseguir las mismas evacuaciones, y después se sigue dando cada dos ó tres horas una ó dos cucharadas, con el fin de mantener el sudor, como se dixo antes. . S>gun mis últimas observaciones, este segundo vomitivo lo prefiero al primero por haberlo hallado mas suave y eficaz, cortándose con él algunas de estas ca- lenturas en la primera semana, acompañado este reme- dio déla dieta, lavativas, bebida de pasto y plantillas,. como mas abaxo expondré. No es bueno insistir en ha- cer vomitar á los enfermos, ó promover la diarrea con el fin de quitar la costra blanca de la lengua, si perma- nece, pues esta es obra.de la naturaleza. Por último, para no tener dudas, este método que acabo de indicar es el mas conveniente á todo febri- citante desde el primer dia, aunque no se sepa la especie de la calentura que ha de sobrevenir, pues quando no sane alivia, y puede evitar qualesquiera degeneración. Después de haber vomitado el enfermo, como se ha dicho, si fuere joven robusto, con pclso duro y lleno, fuerte dolor de cabeza, y el rostro mas ó n.:;-os encendido, se puede hacer una ó dos sangrías: pero yo no me lie visto precisado á hacerlas en este suelo aun siendo jóvenes. El remedio del vomitivo ayudado siempre de los otros que he referido, es bueno hasta el sexto ó seo- timo dia, en cuyo tiempo si el enfermo no se ha limpia- do de calentura se debe suspender este remedio, y echar mano del sígneme, que es el único correctivo ó antído- to de la debilidad y putrefacción que ya empieza á ma- nifestarse. R. Quina naranjada, buena y sutilmente pulve- rizada una onza, con la suficiente cantidad de xarave de limón ó naranja para los fuertes de estómago, y para ios débiles, de corteza de cidra; se hará una opiata ó conserva, de esta opiata se le dará al enfermo una cu- charada á las seis ó siete de la mañana, desleída en la suficiente cantidad del agua de espino^iiía ó segunda de cebada, tibias, agregándole antes de bebería quatro ó cinco gotas del espíritu de nitro dulce, procurando ha- cer buches y gárgaras de agua después de tomada para no vo rutarla. A las once de la mañana se le dará otra cucha- rada en los mismos términos, y otra á las seis de Ja tar- de; si hay mucha gravedad se repetirá otra á las ocho de la noche. Acabada la primera receta de la opiata se empieza otra, y así se continúa hasta que sane el enfer- 8. mo, debiendo consumir en todo este tiempo tres ó qua- tro, y á veces cinco ó seis recetas de opiata para no pe- ligrar , ó si se prolongase la calentura. Este método ha sido tan eficaz, que ha salvado á algunos enfermos, sin haber tenido tiempo antes de tomarlo mas que para darle un ligero evacuante ó echar- le una lavativa. Lo mismo se debe hacer quando desde lo. primeros dias la calentura amenaza peligro; pero en* tónces se han de aumentar las cantidades de la opiata, de modo que tome el enfermo, si puede ser, dos opiatas en las veinte y quatro horas del modo que se ha referí* do, hacLndo como llaman los Autores, una curación coacta. Esta opiata así compuesta, para darla á los ni- ños será en mucha menos cantidad que á los adultos: si se niegan á tomarla por la boca se les echarán lavati- va del mismo modo y á las mismas horas. Lo mismo se hirá con los adultos, con la diferencia que en estos es menester aumentar ó doblar las cantidades de la opiata en las lavativas, quando absolutamente se niegan á to- ma ría por la boej. Sí tomando el enfermo la opiata la arrojase por cursos es malo, y entonces se deben contener mezclán- dole á la opiata dos ó tres granos del extracto aquoso del opio disueltos en una poca de agua, sin mudar las cantidades y hoTas que se ha dicho de la opiata. Al mis- mo tiempo se aplicará al estómago una tostada de pan mojada en vino tinto y untada de triaca, repetida dos ó tres veces al dia. Luego que se hayan contenido los cursos no se dará mas opio, y se seguirá con la opiata como en ios demás casos. Lo mismo se dice de la tosta- da sobre el-estómago. Sucede algunas veces, que á pesar de tomar el 9- enfermo la opiata, el delirio, el sopor y la debilidad son grandes y constantes, y entonces es menester aplicar dos vexigatorios, uno en cada pierna 6 muslo, y otro tercero en la nuca, cuidando de que las cantáridas sean fuertes y vigorosas para que á las quatro ó seis horas levanten la vexiga, la que se cortará y se curará diariamente la llaga por los términos regulares hasta que se cierre; generalmente el tiempo mejor de aplicar los vexigato- rios es del nueve al once, aunque yo pocas veces me he visto precisado á aplicarlos. Si en algún tiempo de la enfermedad se presenta dolor al costado ó dificultad de Tespirar, se debe aplicar sobre él otro vexigatorio en el sitio del dolor ó entre las espaldillas. En el mismo tiempo en que se aplican los vexi- gatorios, y con el mismo fin de calmar el delirio &c, se le mezcla á cada toma de la opiata una, dos, tres ó qua- tro cucharadas (según la gravedad ) del agua mefítica alcanforada: si el enfermo no puede tomar por la bcci se le administrará en lavativas. También es muy bueno para estos casos el almizcle en cantidad de seis ú echo granos por la boca ó en lavativas: luego que el enfermo esté libre del riesgo se suspenderán estos remedios y se quedará solo con la opiata. En esta opiata he fundado toda la esperanza; la infusión ó cocimiento de quina y otros remedios semejantes no me han merecido confianza. Sí en qualquier tiempo de la calentura tuviere el enfermo vómitos y naúceas freqüentes que todo lo ar- roja , se suspenderá la opiata y toda medicina, y se pro- curará calmar estos accidentes con la bebida siguiente. R. Agua de flor de tila ó común cinco onzas, xarave de cidra espirituoso dos dragmas, láudano lí- quido y tintura de castor diez gotas de cada uno, todo mezclado. I o. De esta bebida se le dará áel enfermo una cu- charada cada media hora ó una, y así se seguirá conti- nuando esta bebida por mañana y noche, excepto las horas de sueño. Durante esta bebida el alimento será medio posilio de atole, ó, caldo cada hora, alternando con la bebida. Estas pequeñas cantidades de alimento- son para que el enfermo, no las vomite: si estuviere es- treñido se le echarán lavativas una ó dos veces al dia;, si todo esto no basta para aliviarle se le aplicará un. ve- jigatorio en la región del estómago.. Calmados ya al fin los vómitos se suspenderá la bebida y todo lo demás, y se volverá á los remedios que se estaban administrando! antes. En todo el discurso dé esta calentura se le da— rán al enfermo, alimentos líquidos cada tres ó quatro horas; por la mañana y hasta las cinco de la tarde cal- dos, y en el resto de ésta y toda la noche atoles;, á los,; cildos se le agregará á mediado.de la segunda semana, quando hay debilidad, media cucharada ó, una de vino. de xerez, si al enfermo, le sieuta ó. no le repugna.. Por bebida de pasto se le dará, una infusión her- vida y tibia de la espinosilla, endulzada con.el. xarave: d.e naranja ó limón, y tomada en moderada cantidad cada vez, y siempre una hora antes ádespués de qual- quiera alimento: se puede alternar con esta agua la. de segunda, de cebada, endulzada también con el mismo> Xü.rave.. Se pondrán también dos veces al dia plantillas. tí&¡3&eji.las. plantas délos pies, compuestas de levadu- ra „ isojtaíza.y vinagre. Siempre que esté estreñido el: vientre:-afc le echará cada veinte y quatro horas una la- vativa comguestai de un quartillo de agua, natural tem- plada, una. acharada, de. vinagre y otra de miel prieta* II. ó azúcar. Quando el vientre estuviere hinchado y adolo- rido se pondrá sobre él un redaño de puerco mojado en un cocimiento de malbas tibio, con un poco de azeyte violado y manzanila: quando esté seco el redaño ó frió se volverá á humedecer en el mismo cocimiento y -azeytes, y no se quitará ¿hasta que. esté -bueno, ó en ca- -so de evacuaciones. El enfermo guardará silencio y tendrá poca luz; 'mantendrá siempre un abrigo moderado en la cama; se mudará de camisa y ropa interior caliente después que haya habido sudores; el quarto tendrá un calor mode- rado y ventilación, procuiando regarlo dos ó tres ve- ces al dia con un poco de vinagre, que estará en una olla cerca del aposento, donde estén en infusión algunas plantas aromáticas, como v.g. el laurel, algunos peda- zos de limón y ajos. Al enfermo no le asistirán mas personas que las 'que sean necesarias, y estas olerán siempre algún aro- ma, ó traerán en la boca algún cigarro ó puro para en algún modo preservarse del contagio: también es buen preservativo el vinagre anti séptico ó de los quatro la- drones; con un poquito de él se refriegan las manos, se enjuaga la boca y se aplica á la nariz quando quales- -quiera persona va á entrar en el quarto del enfermo ó se aproxima á él. Este vinagre se vende muy bueno en algunas de las boticas de esta Capital. Para las demás personas que no son necesarias el mejor preservativo es huir pronto, retirarse lejos y volver tarde. La convalecencia empieza quando el enfermo es* tá limpio de calentura} en los dos ó tres primeros dias de ésta se le dará una sopa ligera, caldos, atoles, cham- purrado ó chocolate con muy poco pan, y algunos tra- gos de vino generoso, agua natural templada. Después 12. sz le dará al medio dia una poca de gallina cocida y tierna, y así se irán de día en dia aumentando las can- tidades del alimento, siendo siempre la cena ligera, y ademas todos los dias á las once tomará una cucharada; de rosolle ó rosoli dé quina, mezclándole una ó dos cu- charadas de agua, si al enfermo le sentase El variar de piezas, el enfermo y exponerse ai ayre libre hasta salir á la calle también ha dé ser por grados, para evitar una recaída ú otro accidente, hasta; que esté perfectamente sano. Si muere no se hará uso>, del quarto hasta que esré". purificado con los saumerios; de Cádiz. Eí modo de usarlos lo dicen en la. botica don*- de se venden». -X10 , #'"? '.':'.': ■l.'-'-í !H;H^je:r 5L¡-|?>S.P¡i7tí ¿í.''